CUANDO LOS MÉDICOS SE ENFERMAN (14)
JUEVES DE COSTURERO
N.E. Este post es parte de una serie de publicaciones que estaré realizando en torno al cáncer de mama y mi experiencia como paciente y médico. El primer post lo encuentra en "Cuando los médicos se enferman (1) [0] "
Así
que llegó el siguiente jueves, yo llevé
mis dos agujas de tejer y una lana antigua que
tenía hacía varios años guardada.
Le
conté a Diana mi proyecto e hicimos todos los planes para ir por agujas
para ella, lanas nuevas y hasta una revista de tejidos.
Todas
las agujas y las lanas que escogimos
fueron gruesas, para poder superar mis
dificultades visuales.
Tati
también llevó sus agujas y nos enseñó a
hacer algunos puntos, Diana aprendió a
hacer bufandas. Por increíble que parezca. Así que en esos meses
nos dedicamos las tres a la elaboración de bufandas.
Evidentemente
no fue nada sofisticado, pero fue
increíblemente divertido.
En
la Unidad de Quimioterapia, todas las Enfermeras empezaron a interesarse por
nuestros tejidos y preguntaban mucho, por los colores, por los puntos, por las
lanas.
Juanita, mi Psico-oncóloga, estaba fascinada con el proyecto, así que cada jueves entraba con mucho interés
al cubículo y se sentaba con nosotras a mirar el avance de las bufandas, se
reía de un modo ameno y con sinceridad.
También
fue Juanita, quien me habló y me preguntó acerca de mis sentimientos hacia este proceso de quimioterapia, me dijo que ella se enfocaba principalmente
en los pacientes que estaban arrancando las aplicaciones y en los que estaban
terminando, con ella pude hablar un poco
más y contarle que esto lo estaba viviendo como una etapa más en mi vida, que lo veía como algo que debía hacer y
estaba haciendo.
La
primera bufanda que hice fue para Diana,
de un color lavanda suave, en una
lana abullonada, la hice corta, para
usar con un pin, para que se viera
elegante. Me dice que la ha usado con
frecuencia.
Hice
para Viena una bufanda color
aguamarina, la ha usado cuando viene a Bogotá, me dice que le gusta mucho.
A
Margoth le hice una bufanda color tabaco, para que la pueda combinar con todo
lo que quiera.
A
Anama le hice una bufanda de muchos colores, principalmente morados. Es una bufanda larga y ella se la enrolla en
el cuello, me dice que la usa casi todos
los días.
A
Kazys le hice una bufanda azul oscuro, es suave y fuerte a la vez.
A
Andrés le hice una bufanda de un color que él mismo escogió entre amarillo y verde, en un punto difícil por lo que me demoré mucho.
A
Laima le hice una bufanda de franjas uva y mora, se la envié a España, me dijo que lloró mucho cuando la recibió.
A
Laura le hice una bufanda vino tinto y otra color crema y se las envié a
estados unidos, en las fotos que me envió posando con las bufandas, se notaba
que había llorado también.
A
Andrius le hice una bufanda verde pasto,
con un punto que simula pequeños
cuadritos, como un largo ajedrez verde.
A
Claudia le hice una bufanda peluda y larga de tonos rojizos, me dice que es
perfecta para estas mañanas frías capitalinas.
A
Tati le hice una bufanda en franjas rojas y franjas crema, se la puso tan pronto se la entregué.
A
Naty le hice una bufanda color mostaza,
le quedó preciosa.
A
Sandra le hice una elegante bufanda en franjas blancas y negras.
A
Valentina una bufanda pero no se la he entregado
A Mariana le hice una bufanda peluda y
morada, parece una bufanda de un
Muppet, el morado es su color
favorito.
Diana
le ha hecho bufandas a Anama y a Juan Felipe,
le quedan muy bonitas. Cuando ella le regaló su primera bufanda a Juan
Felipe, hecha con todo el esfuerzo del mundo, él inmediatamente le envió un video. Cuando
Diana me mostró el video no paré de reírme varios días. Hoy buscando el video para compartirlo, volví a reír hasta las lágrimas. (1)
Como
verán, las bufandas para mi no son un
elemento que simplemente se coloca en el cuello. Se convirtieron en creaciones que salían de mis manos mientras
pensaba en las personas a las que iban dirigidas. Quería que tuvieran algo mío. No como si me estuviera despidiendo, sino
como un símbolo de lo importantes que son para mí. Que pienso en ellos, que es fácil estar juntos en los momentos
felices, pero también los llevo conmigo en los momentos duros, que han sido mi
fuerza y mi motor. Entregarles las
bufandas fue un modo de entregarles mis abrazos. Fue un modo de decir gracias.
No
a todos les he dado bufandas, pero tiene una explicación, parte de mi familia vive en una ciudad
que permanece por encima de los 30 grados centígrados, así que una bufanda de lana es un poco
obsoleta en esas circunstancias. Creo
que si uno mira una bufanda con ese sol llanero, debe darle comezón.
La
última bufanda que hice hasta ahora fue para mí.
Tomé todos los trozos de lana que
habían quedado de las bufandas
anteriores y la tejí. Es una
bufanda larga, muy larga, multicolor,
multitextura, es una bufanda especial.
Cada vez que me la pongo siento que todos mis seres amados están
conmigo, siento que me abrigan y siento que me protegen, tiene un significado que no
alcanzo a plasmar en estas líneas. Es
una bufanda única.
La
última aplicación de quimioterapia fue el jueves 23 de marzo. Fue una sensación increíble, saber que
terminaba este pedazo del camino, un camino duro, fangoso por pedazos, árido en
el resto, un camino hecho para ser
sorteado, un camino que dudo mucho que hubiera podido cruzar estando sola, como
siempre digo, solo tengo agradecimiento en mi corazón para todos aquellos que
me acompañaron, en persona y en la
distancia.
Ese
último día todo el equipo de la Unidad de quimioterapia entró a mi
cubículo llevaron un globo amarillo con
una carita feliz que decía “felicidades”, me regalaron un chocolate y me abrazaron y me besaron,
me dijeron “ esperamos nunca más verla por aquí, solo puede volver a traernos buenas noticias,
nada más” y lloré. Lloré por la meta cumplida, lloré al recordar
lo vivido, lloré y me despedí de ese
equipo maravilloso que me dio la mano y me acompañó siempre con una sonrisa.
Solo
volví a la Unidad de Quimioterapia dos semanas después a llevarles una carta de
agradecimiento y a contarles de mi
cirugía …
Mónica
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