CUANDO LOS MÉDICOS SE ENFERMAN(FINAL)
CERRANDO EL CICLO
N.E. Este es el último post de una serie de publicaciones que realicé en torno al cáncer de mama y mi experiencia como paciente y médico. El primer post lo encuentra en "Cuando los médicos se enferman (1) [0] "
N.E. Este es el último post de una serie de publicaciones que realicé en torno al cáncer de mama y mi experiencia como paciente y médico. El primer post lo encuentra en "Cuando los médicos se enferman (1) [0] "
Bueno… todavía me acuerdo que era un jueves 4 de
mayo, cuando tomé la decisión de empezar
a escribir y publicar estos capítulos que titulé “Cuando los Médicos se
enferman”.
Muchas
personas siguen preguntándome el motivo y es que todos los que me conocen saben
que soy una persona reservada, así que
estas publicaciones los sorprendieron.
Vuelvo
a decir que escribo principalmente porque quiero que todos esos sentimientos, emociones, pensamientos, que estaban dentro mío, salgan y no se queden dando vueltas y
haciendo estragos. También creo
firmemente que a alguien le puede servir leer estas palabras que fueron
escritas con toda la honestidad.
Una
mujer a la que admiro mucho y quien también tuvo cáncer de seno, me dijo:
“Solamente alguien como tú puede tomar algo tan feo como esta enfermedad y
convertirlo en algo hermoso”.
Este
blog me ha servido adicionalmente para
reencontrarme con personas que han sido importantes a lo largo de mi vida y con
quienes había perdido el contacto,
fue agradable tener noticias de
ellos, Mafe me dijo: “Sabía que un día
iba a leer algo que tu escribieras… pero
no me imaginé que esto sería lo primero”.
Mauricio me dijo: “Acabo de leer un blog con tu nombre… estoy preocupado… pero quiero que sepas que si en algo te puedo
ayudar aquí estoy” Y ha estado.
Y cómo no mencionar la profunda emoción que me causó leer lo que me escribió Vivian? ella me dijo: "Gracias profe...esto si es ser médico. Decidí mi vida como médico familiar por haberte conocido". Muchas gracias a ti Vivian.
También restablecí mi comunicación con Gloria y Natalia, mujeres increíbles que desde la distancia me mandan su apoyo y su amor.
Hoy
llegó el momento de hacer un
cierre, a lo largo de estas semanas he compartido mi experiencia
como paciente diagnosticada con cáncer de seno, les dije como socialicé mi
diagnóstico con mi familia, mis amigos, mis mascotas, mis compañeros de trabajo
y con ustedes. También les conté como se
hizo el diagnóstico y cada una de las
fases del tratamiento, pasando por la quimioterapia, la cirugía,
la radioterapia, medicina
integrativa y ahora estoy en hormonoterapia, compartí con Ustedes todos mis
cuidados, les hablé ampliamente del equipo médico que me guió con paciencia y
profesionalismo en todo este proceso, no solo para manejar el cáncer, sino
para llevarme a ser una paciente.
Hoy
domingo con la luz del atardecer puedo
decir que soy una persona diferente a la que era
hace un año, porque si miro hacia
atrás e intento describirme, podría
decir que era una doctora ocupada, que
dedicaba la mayor parte del tiempo al trabajo,
creía que tenía definido un camino,
con un esposo y con unos proyectos en común.
Vivía día a día con esa sensación de cumplir con lo que me había
propuesto.
Pero
llegó a mi vida el cáncer, como ese ser
inesperado y desagradable que se aparece
por la casa, sin avisar, solamente está ahí y uno tiene que hacer algo.
Y
lo hice, tomé la decisión de hacer el tratamiento que me indicaban, tomé la decisión de erradicarlo de mi vida,
tomé la decisión de respirar profundo, levantar la cabeza y caminar hacia
delante.
Pero
el cáncer y el tratamiento no solo impactaron mi vida en el área de la
salud, el impacto fue gigantesco en todos mis espacios, ahora
soy diferente.
Lo
he dicho en capítulos anteriores y lo retomo aquí, ahora
soy una persona diferente, mis
prioridades cambiaron, me siento más
receptiva, más fuerte, puedo tomar
decisiones más rápido, puedo aceptar el
dolor cuando me despido de alguien que ha sido importante para mí y a
la vez puedo dar la vuelta y seguir mi
camino con una sonrisa.
Puedo
verme al espejo, reconocerme y aceptarme.
Tengo
proyectos nuevos, tengo grandes sueños y
ahora creo que todo es posible.
Un
día el Dr. Santiago Rojas me dijo que al ver mi nueva sonrisa yo le recordaba la frase: “Esta mañana me levanté y no sabía
qué ponerme…. Así que decidí ponerme Feliz”
Luego
giró, me miró a los ojos y me dijo: “El lío sería que se te olvidara”
Así
que hoy pienso que no se me ha
olvidado, yo tengo la obligación de ser
feliz, el resto es secundario.
Voy
a decir algo que va a sonar a paradoja,
pero es la realidad, hoy estoy
físicamente más sola, pero
emocionalmente más sana y completa.
Así
es la vida, toca aprender con las experiencias porque a lo largo del tiempo uno entiende que debe
vivir y disfrutar el presente, ya no
puedo hacer nada con lo que me ocurrió
meses atrás y no puedo adivinar mi futuro.
Es hoy el día que debo vivir a
plenitud, sin dudas y sin temores, preparándome con una sonrisa cada mañana,
agradeciendo la claridad del día y la oportunidad
de seguir creciendo.
Hoy
estoy cerrando mi ciclo de cáncer,
pero debo agradecer el haber
tenido las herramientas internas necesarias para salir adelante e
indudablemente agradecer la gigantesca ayuda que recibí a lo largo de estos meses.
Primero lo primero, arranco
agradeciéndole a Diana, mi hermana, estuvo conmigo todo el tiempo, siempre con fuerza, con una palabra amable, con toda la disposición, este proceso no lo hubiera podido vivir del
mismo modo sin ella. Durante estos meses
nos conocimos más de lo que nos habíamos
conocido a lo largo de la vida. Hace poco le dije “Yo nunca podré terminar de
agradecerle lo que ha hecho por mi” y ella me respondió: “Gracias?? Yo soy la que debe darle las gracias por
haberme permitido estar cerca y haberme permitido conocer a la persona más
valiente”. Ella no tuvo reparo en
dedicarme todo el tiempo del mundo, toda
la energía, quedarse conmigo hasta tarde,
los domingos y los festivos,
siempre llegaba con una sonrisa energética, dispuesta a todo, a hablar cosas serias y a hablar trivialidades o a
levantarme el ánimo en los peores
momentos. Un día le dije: “Ayer estuve
un poco triste” y me contestó: “Y por qué no me dijo? Yo no estoy solo para los días buenos, hablar
en esos momentos tristes, así sea
bobadas, ayuda…” Y ayudó más de una vez.
Obviamente
no puedo agradecerle a Diana y dejar de agradecerle a Ana María, a Juan Felipe y a John, que estuvieron pendientes de
mí, pero además me permitieron robarles a la mamá y a la
esposa. Ellos sacrificaron todos los
tiempos que normalmente comparten con Diana,
para que yo tuviera esa gran
escudera a mi lado.
A Viena, Kazys, Andrius y Laima, quienes estuvieron conmigo, pendientes, protegiéndome, dándome la mano en todo momento, por ejemplo los abrazos
largos y fuertes de Andrius los llevaré siempre en mi corazón, son reconfortantes, las tortas de Kazys y las horas vespertinas compartidas. De verdad agradezco cada frase, cada mensaje, cada té saboreado, todas las rosquitas de
arroz, todas esas cosas fueron fundamentales para
mí. Me encanta verlos felices descendiendo la muralla china en tobogán.
Margoth,
Jenny, Francisco, Diego, Mariana,
estuvieron también cerca, llamándome,
escribiéndome, pendientes a cada
paso, integrándome en sus oraciones, fueron
muy especiales conmigo.
Hoy
recuerdo un domingo en la
mañana que me puse a ver por televisión la maratón de New York y me quedé dormida, de pronto me despierto y Andrés me dice que hay alguien en la
sala, salgo medio dormida y veo a Danilo
parado al pie de mi chimenea, me acerqué
a saludarlo y fue como abrir una compuerta, nos abrazamos y lloramos largamente, esas lágrimas salían del corazón,
yo me sentí nuevamente como cuando era
una niña, él repetía una y otra vez: “Vamos a salir de esto…
vamos a salir de esto”. Laura,
Valentina y Andrés miraban la escena como unos espectadores sorprendidos y
conmovidos a la vez. Danilo ha estado
conmigo, me ha acompañado y me ha dado fuerza. También muchas gracias. Laura ha seguido pendiente de mi
proceso y me dejó claro que ella piensa que yo soy “una guerrera” con esa Fiona y su bebe, muchas
gracias.
Naty, Clara y Javier, estuvieron siempre pendientes, siempre llamando, aconsejando, escribiendo, me felicitaban con
cada etapa superada y eso también me ayudaba a seguir adelante, muchas gracias.
Jairo,
Juan Diego, Clarena y María José siguieron mi proceso, me apoyaron y me escucharon. Siempre hubo frases amables,
recomendaciones y muy buena energía.
Samuel,
Galatea y Felicia, estuvieron conmigo físicamente, desde su comprensión de la situación, estuvieron ahí, pendientes. Pero no fue solo la compañía, fueron un motor, fueron el motivo muchas mañanas para
levantarme, bañarme, vestirme y salir.
Ellos me impulsaban y hoy lo siguen haciendo, siguen siendo mis
hermosos peludos, hoy mientras escribo
Samuel está acostado a mis pies, Galatea está en mis piernas y Felicia me mira
desde lo alto de un mueble con su mejor expresión de tigre.
Alguna
vez leí que los amigos son esa familia
que uno escoge, mis amigos fueron un soporte gigante durante estos meses y hoy solo puedo decirles gracias de todo
corazón: A Tati que estuvo en cada aplicación, escuchándome, comprendiéndome, enseñándome a tejer, estando a mi lado, reconstruyendo y
fortaleciendo una amistad que habíamos dejado de lado a lo largo de los años, para hoy sentir que nuevamente somos grandes amigas.
A
Claudia que con esa disponibilidad y paciencia, estuvo ayudándome, tranquilizándome, fue mi amiga/médico de cabecera, hoy no dudo
en llamarla, en contarle mis problemas y mis aciertos, siempre me escucha y me acoge, como me dijo
recién le conté mi diagnóstico : “Monik, nosotras somos hermanas” y es verdad eso
es lo que somos.
A
Sandra que estuvo siempre
pendiente, escribiendo y
llamando, dispuesta a ayudar y a hacer lo que fuera necesario, ella
que fue la encargada de hacerme un diagnóstico temprano y de ese modo me dio la oportunidad de escribir esta historia hoy.
A
Dolka que estuvo cerca en la distancia,
que me hizo reír, fue
comprensiva, amable y siempre tuvo esos
toques de ternura en el momento preciso.
A
Daniel quien con su seriedad y sus palabras escasas, estuvo pendiente, un día le envié un mensaje
de voz y me contestó emocionado que le
gustaba oírme, porque de ese modo sabía
que estaba todo bien, ese día entendí la angustia que se puede sentir al saber de la enfermedad
de alguien cercano pero no poder estar físicamente presente.
A
Chiqui que fue un guía un tanto
silencioso pero siempre preciso, con él siempre pude validar las cosas cuando me sentía confundida.
Y
Todo hubiera sido abrumador sin la orientación de Adriana, siempre estuvo presente ayudándome en toda
esa parte operativa que cuando uno la desconoce puede ser enredada, pero a su lado y con su ayuda todo fluyó magníficamente, fue mi apoyo en el sistema de salud, mil gracias.
En
mi trabajo estuvieron siempre escribiéndome, llamándome, enviándome obsequios y brindándome su apoyo, gracias.
Cenaida
tuvo mucha paciencia conmigo, estuvo pendiente de ayudarme en cada paso, me ayudó haciendo trámites y también estando
a mi lado.
Colmédica
fue un respaldo poderoso, me ayudaron
siempre de modo oportuno.
Y
al equipo Médico? Qué puedo decir? Son los mejores profesionales que uno puede
desear, me dieron mucho más de lo que yo
esperaba. Siempre estuvieron un paso
adelante. A la Dra. Sandra Franco que con su profesionalismo, su paciencia y su sonrisa,
me guió con mano firme en la etapa más difícil de mi vida, le envío mi agradecimiento. A todo el equipo de la unidad de
quimioterapia, que estuvo siempre dispuesto,
mil gracias. Al Dr. Armando Gaitán que fue mucho más
allá de la radioterapia, fue un ser humano acogedor y amable, mil
gracias. Al Dr. Santiago Rojas, quien con su mirada
suave y con sus frases duras ha logrado llevarme entera al otro lado, gracias.
Y al Dr. Robledo que ha sido mucho más que un doctor, mucho más que un
maestro del cáncer, ha sido esa tabla
salvavidas que uno espera encontrar en medio de un mar profundo, oscuro y desconocido… Gracias
a él que me llevó a cada uno de los otros profesionales, me mostró el camino y
me fue ayudando a armar este rompecabezas tan complejo.
Cada
noche yo preguntaba: “Todo va a estar
bien?” y Andrés contestaba: “Todo va a estar bien” Hoy debo agradecerle haberme acompañado con paciencia, haberme
ayudado y haber soportado toda la
cotidianidad de la enfermedad y del tratamiento. Estuvo conmigo en los momentos difíciles
y me brindó su hombro, me protegió cuando me quise aislar y me
empujó cuando fue necesario. El estuvo ahí. Como dijo Cerati alguna vez: “Gracias…. Totales”.
Obviamente
antes de cerrar, solo me resta
agradecerles a Ustedes, por haber leído
pacientemente estos capítulos, yo se que
estas líneas pueden contener muchos errores, pero a Ustedes no les
importó, siguieron leyendo, mandándome mensajes, personas que conocía, pero también personas
de países lejanos… mi más sincero agradecimiento.
Ante
la pregunta que me hicieron hace unos
meses: “Qué canción te gustaría estar
oyendo en el momento de morir?” contesté
rápidamente: “Creep”, ya saben… la de Radiohead. Es una de mis grandes favoritas y seguirá siéndolo,
un tanto desgarradora, visceral e inmensamente profunda … Pero seguí pensando
en la pregunta, así que llegué a otra conclusión, una decisión más madura, pero sobretodo una
decisión tomada conociéndome hoy mucho más de lo que me conocía hace unos meses… me gustaría estar oyendo “My way” la versión de Elvis
Presley, esa es mi respuesta ahora. Esa es mi declaración, es reafirmarme en que he reído, he amado, he llorado y no necesito que alguien
me valide, yo sola soy consciente de mis
errores, soy consciente de lo que he
vivido, de lo que he aprendido, soy consciente que soy quien soy porque yo
quiero serlo, Así que finalmente le agradezco a la vida que
me haya permitido vivir ... a mi manera…
Muchas
gracias
Mónica
Bueno… todavía me acuerdo que era un jueves 4 de
mayo, cuando tomé la decisión de empezar
a escribir y publicar estos capítulos que titulé “Cuando los Médicos se
enferman”.
Muchas
personas siguen preguntándome el motivo y es que todos los que me conocen saben
que soy una persona reservada, así que
estas publicaciones los sorprendieron.
Vuelvo
a decir que escribo principalmente porque quiero que todos esos sentimientos, emociones, pensamientos, que estaban dentro mío, salgan y no se queden dando vueltas y
haciendo estragos. También creo
firmemente que a alguien le puede servir leer estas palabras que fueron
escritas con toda la honestidad.
Una
mujer a la que admiro mucho y quien también tuvo cáncer de seno, me dijo:
“Solamente alguien como tú puede tomar algo tan feo como esta enfermedad y
convertirlo en algo hermoso”.
Este
blog me ha servido adicionalmente para
reencontrarme con personas que han sido importantes a lo largo de mi vida y con
quienes había perdido el contacto,
fue agradable tener noticias de
ellos, Mafe me dijo: “Sabía que un día
iba a leer algo que tu escribieras… pero
no me imaginé que esto sería lo primero”.
Mauricio me dijo: “Acabo de leer un blog con tu nombre… estoy preocupado… pero quiero que sepas que si en algo te puedo
ayudar aquí estoy” Y ha estado.
Hoy llegó el momento de hacer un cierre, a lo largo de estas semanas he compartido mi experiencia como paciente diagnosticada con cáncer de seno, les dije como socialicé mi diagnóstico con mi familia, mis amigos, mis mascotas, mis compañeros de trabajo y con ustedes. También les conté como se hizo el diagnóstico y cada una de las fases del tratamiento, pasando por la quimioterapia, la cirugía, la radioterapia, medicina integrativa y ahora estoy en hormonoterapia, compartí con Ustedes todos mis cuidados, les hablé ampliamente del equipo médico que me guió con paciencia y profesionalismo en todo este proceso, no solo para manejar el cáncer, sino para llevarme a ser una paciente.
Y cómo no mencionar la profunda emoción que me causó leer lo que me escribió Vivian? ella me dijo: "Gracias profe...esto si es ser médico. Decidí mi vida como médico familiar por haberte conocido". Muchas gracias a ti Vivian.
También restablecí mi comunicación con Gloria y Natalia, mujeres increíbles que desde la distancia me mandan su apoyo y su amor.
También restablecí mi comunicación con Gloria y Natalia, mujeres increíbles que desde la distancia me mandan su apoyo y su amor.
Hoy llegó el momento de hacer un cierre, a lo largo de estas semanas he compartido mi experiencia como paciente diagnosticada con cáncer de seno, les dije como socialicé mi diagnóstico con mi familia, mis amigos, mis mascotas, mis compañeros de trabajo y con ustedes. También les conté como se hizo el diagnóstico y cada una de las fases del tratamiento, pasando por la quimioterapia, la cirugía, la radioterapia, medicina integrativa y ahora estoy en hormonoterapia, compartí con Ustedes todos mis cuidados, les hablé ampliamente del equipo médico que me guió con paciencia y profesionalismo en todo este proceso, no solo para manejar el cáncer, sino para llevarme a ser una paciente.
Hoy
domingo con la luz del atardecer puedo
decir que soy una persona diferente a la que era
hace un año, porque si miro hacia
atrás e intento describirme, podría
decir que era una doctora ocupada, que
dedicaba la mayor parte del tiempo al trabajo,
creía que tenía definido un camino,
con un esposo y con unos proyectos en común.
Vivía día a día con esa sensación de cumplir con lo que me había
propuesto.
Pero
llegó a mi vida el cáncer, como ese ser
inesperado y desagradable que se aparece
por la casa, sin avisar, solamente está ahí y uno tiene que hacer algo.
Y
lo hice, tomé la decisión de hacer el tratamiento que me indicaban, tomé la decisión de erradicarlo de mi vida,
tomé la decisión de respirar profundo, levantar la cabeza y caminar hacia
delante.
Pero
el cáncer y el tratamiento no solo impactaron mi vida en el área de la
salud, el impacto fue gigantesco en todos mis espacios, ahora
soy diferente.
Lo
he dicho en capítulos anteriores y lo retomo aquí, ahora
soy una persona diferente, mis
prioridades cambiaron, me siento más
receptiva, más fuerte, puedo tomar
decisiones más rápido, puedo aceptar el
dolor cuando me despido de alguien que ha sido importante para mí y a
la vez puedo dar la vuelta y seguir mi
camino con una sonrisa.
Puedo
verme al espejo, reconocerme y aceptarme.
Tengo
proyectos nuevos, tengo grandes sueños y
ahora creo que todo es posible.
Un
día el Dr. Santiago Rojas me dijo que al ver mi nueva sonrisa yo le recordaba la frase: “Esta mañana me levanté y no sabía
qué ponerme…. Así que decidí ponerme Feliz”
Luego
giró, me miró a los ojos y me dijo: “El lío sería que se te olvidara”
Así
que hoy pienso que no se me ha
olvidado, yo tengo la obligación de ser
feliz, el resto es secundario.
Voy
a decir algo que va a sonar a paradoja,
pero es la realidad, hoy estoy
físicamente más sola, pero
emocionalmente más sana y completa.
Así
es la vida, toca aprender con las experiencias porque a lo largo del tiempo uno entiende que debe
vivir y disfrutar el presente, ya no
puedo hacer nada con lo que me ocurrió
meses atrás y no puedo adivinar mi futuro.
Es hoy el día que debo vivir a
plenitud, sin dudas y sin temores, preparándome con una sonrisa cada mañana,
agradeciendo la claridad del día y la oportunidad
de seguir creciendo.
Hoy
estoy cerrando mi ciclo de cáncer,
pero debo agradecer el haber
tenido las herramientas internas necesarias para salir adelante e
indudablemente agradecer la gigantesca ayuda que recibí a lo largo de estos meses.
Primero lo primero, arranco
agradeciéndole a Diana, mi hermana, estuvo conmigo todo el tiempo, siempre con fuerza, con una palabra amable, con toda la disposición, este proceso no lo hubiera podido vivir del
mismo modo sin ella. Durante estos meses
nos conocimos más de lo que nos habíamos
conocido a lo largo de la vida. Hace poco le dije “Yo nunca podré terminar de
agradecerle lo que ha hecho por mi” y ella me respondió: “Gracias?? Yo soy la que debe darle las gracias por
haberme permitido estar cerca y haberme permitido conocer a la persona más
valiente”. Ella no tuvo reparo en
dedicarme todo el tiempo del mundo, toda
la energía, quedarse conmigo hasta tarde,
los domingos y los festivos,
siempre llegaba con una sonrisa energética, dispuesta a todo, a hablar cosas serias y a hablar trivialidades o a
levantarme el ánimo en los peores
momentos. Un día le dije: “Ayer estuve
un poco triste” y me contestó: “Y por qué no me dijo? Yo no estoy solo para los días buenos, hablar
en esos momentos tristes, así sea
bobadas, ayuda…” Y ayudó más de una vez.
Obviamente
no puedo agradecerle a Diana y dejar de agradecerle a Ana María, a Juan Felipe y a John, que estuvieron pendientes de
mí, pero además me permitieron robarles a la mamá y a la
esposa. Ellos sacrificaron todos los
tiempos que normalmente comparten con Diana,
para que yo tuviera esa gran
escudera a mi lado.
A Viena, Kazys, Andrius y Laima, quienes estuvieron conmigo, pendientes, protegiéndome, dándome la mano en todo momento, por ejemplo los abrazos
largos y fuertes de Andrius los llevaré siempre en mi corazón, son reconfortantes, las tortas de Kazys y las horas vespertinas compartidas. De verdad agradezco cada frase, cada mensaje, cada té saboreado, todas las rosquitas de
arroz, todas esas cosas fueron fundamentales para
mí. Me encanta verlos felices descendiendo la muralla china en tobogán.
Margoth,
Jenny, Francisco, Diego, Mariana,
estuvieron también cerca, llamándome,
escribiéndome, pendientes a cada
paso, integrándome en sus oraciones, fueron
muy especiales conmigo.
Hoy
recuerdo un domingo en la
mañana que me puse a ver por televisión la maratón de New York y me quedé dormida, de pronto me despierto y Andrés me dice que hay alguien en la
sala, salgo medio dormida y veo a Danilo
parado al pie de mi chimenea, me acerqué
a saludarlo y fue como abrir una compuerta, nos abrazamos y lloramos largamente, esas lágrimas salían del corazón,
yo me sentí nuevamente como cuando era
una niña, él repetía una y otra vez: “Vamos a salir de esto…
vamos a salir de esto”. Laura,
Valentina y Andrés miraban la escena como unos espectadores sorprendidos y
conmovidos a la vez. Danilo ha estado
conmigo, me ha acompañado y me ha dado fuerza. También muchas gracias. Laura ha seguido pendiente de mi
proceso y me dejó claro que ella piensa que yo soy “una guerrera” con esa Fiona y su bebe, muchas
gracias.
Naty, Clara y Javier, estuvieron siempre pendientes, siempre llamando, aconsejando, escribiendo, me felicitaban con
cada etapa superada y eso también me ayudaba a seguir adelante, muchas gracias.
Jairo,
Juan Diego, Clarena y María José siguieron mi proceso, me apoyaron y me escucharon. Siempre hubo frases amables,
recomendaciones y muy buena energía.
Samuel,
Galatea y Felicia, estuvieron conmigo físicamente, desde su comprensión de la situación, estuvieron ahí, pendientes. Pero no fue solo la compañía, fueron un motor, fueron el motivo muchas mañanas para
levantarme, bañarme, vestirme y salir.
Ellos me impulsaban y hoy lo siguen haciendo, siguen siendo mis
hermosos peludos, hoy mientras escribo
Samuel está acostado a mis pies, Galatea está en mis piernas y Felicia me mira
desde lo alto de un mueble con su mejor expresión de tigre.
Alguna
vez leí que los amigos son esa familia
que uno escoge, mis amigos fueron un soporte gigante durante estos meses y hoy solo puedo decirles gracias de todo
corazón: A Tati que estuvo en cada aplicación, escuchándome, comprendiéndome, enseñándome a tejer, estando a mi lado, reconstruyendo y
fortaleciendo una amistad que habíamos dejado de lado a lo largo de los años, para hoy sentir que nuevamente somos grandes amigas.
A
Claudia que con esa disponibilidad y paciencia, estuvo ayudándome, tranquilizándome, fue mi amiga/médico de cabecera, hoy no dudo
en llamarla, en contarle mis problemas y mis aciertos, siempre me escucha y me acoge, como me dijo
recién le conté mi diagnóstico : “Monik, nosotras somos hermanas” y es verdad eso
es lo que somos.
A
Sandra que estuvo siempre
pendiente, escribiendo y
llamando, dispuesta a ayudar y a hacer lo que fuera necesario, ella
que fue la encargada de hacerme un diagnóstico temprano y de ese modo me dio la oportunidad de escribir esta historia hoy.
A
Dolka que estuvo cerca en la distancia,
que me hizo reír, fue
comprensiva, amable y siempre tuvo esos
toques de ternura en el momento preciso.
A
Daniel quien con su seriedad y sus palabras escasas, estuvo pendiente, un día le envié un mensaje
de voz y me contestó emocionado que le
gustaba oírme, porque de ese modo sabía
que estaba todo bien, ese día entendí la angustia que se puede sentir al saber de la enfermedad
de alguien cercano pero no poder estar físicamente presente.
A
Chiqui que fue un guía un tanto
silencioso pero siempre preciso, con él siempre pude validar las cosas cuando me sentía confundida.
Y
Todo hubiera sido abrumador sin la orientación de Adriana, siempre estuvo presente ayudándome en toda
esa parte operativa que cuando uno la desconoce puede ser enredada, pero a su lado y con su ayuda todo fluyó magníficamente, fue mi apoyo en el sistema de salud, mil gracias.
En
mi trabajo estuvieron siempre escribiéndome, llamándome, enviándome obsequios y brindándome su apoyo, gracias.
Cenaida
tuvo mucha paciencia conmigo, estuvo pendiente de ayudarme en cada paso, me ayudó haciendo trámites y también estando
a mi lado.
Colmédica
fue un respaldo poderoso, me ayudaron
siempre de modo oportuno.
Y
al equipo Médico? Qué puedo decir? Son los mejores profesionales que uno puede
desear, me dieron mucho más de lo que yo
esperaba. Siempre estuvieron un paso
adelante. A la Dra. Sandra Franco que con su profesionalismo, su paciencia y su sonrisa,
me guió con mano firme en la etapa más difícil de mi vida, le envío mi agradecimiento. A todo el equipo de la unidad de
quimioterapia, que estuvo siempre dispuesto,
mil gracias. Al Dr. Armando Gaitán que fue mucho más
allá de la radioterapia, fue un ser humano acogedor y amable, mil
gracias. Al Dr. Santiago Rojas, quien con su mirada
suave y con sus frases duras ha logrado llevarme entera al otro lado, gracias.
Y al Dr. Robledo que ha sido mucho más que un doctor, mucho más que un
maestro del cáncer, ha sido esa tabla
salvavidas que uno espera encontrar en medio de un mar profundo, oscuro y desconocido… Gracias
a él que me llevó a cada uno de los otros profesionales, me mostró el camino y
me fue ayudando a armar este rompecabezas tan complejo.
Cada
noche yo preguntaba: “Todo va a estar
bien?” y Andrés contestaba: “Todo va a estar bien” Hoy debo agradecerle haberme acompañado con paciencia, haberme
ayudado y haber soportado toda la
cotidianidad de la enfermedad y del tratamiento. Estuvo conmigo en los momentos difíciles
y me brindó su hombro, me protegió cuando me quise aislar y me
empujó cuando fue necesario. El estuvo ahí. Como dijo Cerati alguna vez: “Gracias…. Totales”.
Obviamente
antes de cerrar, solo me resta
agradecerles a Ustedes, por haber leído
pacientemente estos capítulos, yo se que
estas líneas pueden contener muchos errores, pero a Ustedes no les
importó, siguieron leyendo, mandándome mensajes, personas que conocía, pero también personas
de países lejanos… mi más sincero agradecimiento.
Ante
la pregunta que me hicieron hace unos
meses: “Qué canción te gustaría estar
oyendo en el momento de morir?” contesté
rápidamente: “Creep”, ya saben… la de Radiohead. Es una de mis grandes favoritas y seguirá siéndolo,
un tanto desgarradora, visceral e inmensamente profunda … Pero seguí pensando
en la pregunta, así que llegué a otra conclusión, una decisión más madura, pero sobretodo una
decisión tomada conociéndome hoy mucho más de lo que me conocía hace unos meses… me gustaría estar oyendo “My way” la versión de Elvis
Presley, esa es mi respuesta ahora. Esa es mi declaración, es reafirmarme en que he reído, he amado, he llorado y no necesito que alguien
me valide, yo sola soy consciente de mis
errores, soy consciente de lo que he
vivido, de lo que he aprendido, soy consciente que soy quien soy porque yo
quiero serlo, Así que finalmente le agradezco a la vida que
me haya permitido vivir ... a mi manera…
Muchas
gracias
Mónica
Mónica