lunes, 29 de mayo de 2017

CUANDO LOS MEDICOS SE ENFERMAN (5) LOS PELUDOS

CUANDO LOS MÉDICOS SE ENFERMAN (5)

LOS PELUDOS



N.E. Este es el quinto post de una serie de aproximadamente quince publicaciones que estaré realizando en torno al cáncer de mama y mi experiencia como paciente y médico.  El primer post lo encuentra en "Cuando los médicos se enferman (1) [0] "



Aquí estamos con Samuel,  Husky Siberiano, hermoso, fiel, inteligente,  el mejor compañero. 

Está con nosotros desde hace más de 13 años.

Yo entiendo que para muchas personas los perros y los gatos, son sólo animales de compañía,  pero en mi caso,  son mucho más,   están conmigo por un motivo,  yo los respeto en todas sus dimensiones y ellos  me respetan.

Samuel supo de mi enfermedad antes que yo (al menos un (1) año antes),  él cambió su comportamiento,  me despertaba angustiado por las noches,  me ladraba,  me aullaba y cambió muchas de sus rutinas conmigo, supongo que él quería decirme que hiciera algo, porque algo no estaba funcionando,  solo que yo no supe  traducir sus angustias.   Todos esos cambios los noté desde varios meses antes del diagnóstico.

Él lleva  con nosotros muchos años,  nos conoce y lo conocemos,  es un hermoso compañero en las caminatas largas y cortas.  También varió su comportamiento cuando mi tratamiento inició.
Cuidamos algunos gatos callejeros que están cerca a nuestro apartamento.  Desde el  2012  empezamos a alimentarlos,  a vacunarlos, a capturarlos para esterilizarlos y la más difícil fue la mamá de todos los gaticos, pero finalmente lo logramos.  De la última camada de la gata,  adoptamos a dos bellezas,  Galatea  y Felicia, son hermosas, juguetonas,  tiernas, delicadas y fuertes,  son una mezcla de sorpresas  que nos hacen sonreir todos los días.

Ellas dos  tienen con nosotros un poco más de 2 años y empezaron a acostarse sobre mi pecho tan pronto yo me acostaba y ronroneaban con mucha fuerza,  creo que también detectaron el problema antes que yo y estaban  intentando solucionarlo a su modo.

Mejor dicho, ellos tres podían  leer  los cambios en mi cuerpo mucho mejor que yo.

Cuando ya  hubo un diagnóstico claro y como lo dije en una entrada anterior,  hablé con ellos tres quienes me miraban comprensivos y angustiados.

Tanto al Dr. Robledo como al Dr. Gaitán (Radioterapia)  les pregunté si ellos tres iban a estar seguros en medio de mi tratamiento,  me preocupaba  irradiarlos o que se yo,  pero fueron claros al decirme  que no había ningún problema,  que ellos no iban a afectarse y de paso que yo no me iba a afectar negativamente por ellos.

Cuando ya inicié la quimioterapia  que fue el primer paso en este recorrido, ellos asumieron diferentes papeles  en torno a mi.

Samuel  empezó a dormir en el tapete al lado de mi cama y el día de la  aplicación de la quimioterapia,  me ladraba  cada hora o máximo cada dos horas,  era un ladrido suave y apoyaba el hocico sobre mi mano,  yo me despertaba e inmediatamente sentía  que debía ir a orinar,  iba  al baño  desocupaba mi vejiga,  me lavaba las manos y volvía a la cama, en ese momento él  se volvía a acostar y repetíamos esa rutina toda  la noche.  El veterinario me dijo que ellos tienen la capacidad de olfatear  todos esos químicos  y eso podía hacerlo actuar de esa manera.

Cuando Andrés lo sacaba al parque a caminar, muchas veces cuando yo estaba más débil, él bajaba rápidamente,  orinaba en el árbol de la entrada y se volvía a subir y se acostaba hecho un rollito a mi lado,  no quería alejarse de mi.
Cuando ya empezaba yo a salir con él al parque,  caminaba  muy despacio y pegado a mi muslo, mirándome con frecuencia, llegábamos al parque que queda a 4 cuadras y le ladraba a la banca,  para que yo me sentara,  luego el se iba y caminaba siempre cerca a donde yo estaba,  sin dejar que nadie se me acercara.

Empezamos a detectar que un día antes de mi aplicación de quimioterapia,  se enfermaba del estómago,  luego se mejoraba sin medicamentos.  Yo creo que el absorbía un poco de mi estrés y por eso  presentaba esos síntomas.
Cuando llegábamos de las aplicaciones nos recibía  batiendo la cola rápidamente y luego se  acercaba a olerme. 

Galatea y Felicia,  mis dos chiquitas,  cuando inició la quimioterapia, empezaron a acostarse en mis pies.  Yo me la pasaba con la cara caliente y los pies helados a pesar de las medias,  ellas se encargaban de esa situación.
Dejaron de llamarme para que les diera de comer,  empezaron a llamar a Andrés para esas labores cotidianas.

Siempre permanecían  a poca distancia de donde yo estaba, a mi lado, o en mis pies, o en mis piernas.
Ellas no son las más sociables del mundo, supongo que por su experiencia en la calle,  no se acercan  a muchas personas,  pero ambas entablaron una relación con Diana mi hermana,   creo que  pensaban  que esa persona  me estaba ayudando mucho y  eso la hacía una persona más en la que se podía confiar.

Hubo muchas noches durante este proceso en las que no podía dormir, así que me levantaba de la cama,  me acercaba a las ventanas del apartamento a mirar el semáforo de la esquina,  de verde a amarillo y luego a rojo...  nuevamente  verde...  y eran horas interminables,  Samuel, Galatea y Felicia, permanecían a mi lado,  si yo caminaba por  el pasillo, con mis pasos cansados, ellos caminaban conmigo,  parecíamos cuatro celadores haciendo sus rondas.  Y cuando  yo volvía  a la cama,  ellos nuevamente adoptaban sus posiciones. 

Ellos tres han sido mis  escuderos todo este tiempo,  como dije al principio ya teníamos una relación desde  antes de mi diagnóstico  y esa relación  se ha fortalecido,  ha variado un poco,  pero  es una relación sana.  Ellos son un motor  para mi.
Siempre quiero llegar a la casa  a abrazarlos y contarles  que ocurrió durante el día.
Quiero levantarme de la cama para salir a caminar con Samuel o para  peinar a Galatea y Felicia.  No son demandantes,  no me critican, para ellos así haya subido de peso, o esté calva, o esté cansada,  o esté deprimida, o esté llorando,  yo soy su persona,  la que les rasca la panza, la que les besa la frente y les dice que los ama.

Si Ustedes tienen animalitos en  sus vidas,  me van a entender,  si no los tienen... creo que es una aproximación más difícil.

Doy gracias a la vida por haberme dado la oportunidad de tenerlos a ellos tres conmigo durante este proceso.

Y en el trabajo?


Mónica

[0] Cuando los médicos se enferman (1)





lunes, 22 de mayo de 2017

CUANDO LOS MÉDICOS SE ENFERMAN (4) LOS AMIGOS

CUANDO LOS MÉDICOS SE ENFERMAN (4)

LOS AMIGOS



N.E. Este es el cuarto post de una serie de aproximadamente quince publicaciones que estaré realizando en torno al cáncer de mama y mi experiencia como paciente y médico.  El primer post lo encuentra en "Cuando los médicos se enferman (1) [0] "


Bueno,  ya con diagnóstico,  plan de tratamiento,  ya socializado el tema con la familia, el cáncer  se convirtió en mi realidad,  pero no quería que fuera lo único en mi vida.

No tengo un millón de amigos,  tengo pocos, pero excelentes,  yo diría  que han llegado a mi vida  en diferentes momentos y  se han quedado conmigo.

La primera con la que hablé  fue Tati,  somos amigas  hace  30 años,  ella es  pediatra, cuando se lo dije,   se quedó un rato en silencio y luego dijo "Monik,  todo va a salir bien, hagámosle"  y  ha estado conmigo todo el proceso,  me ha acompañado de modo incondicional,   con Diana y con Ella  logramos convertir las aplicaciones de quimioterapia en reuniones de costurero,  llevábamos nuestras agujas,  lana y tejíamos bufandas, sin ser expertas,  solo  para hacer la vida un poco más amable,  más tranquila,  poder reír de algo y tener  proyectos,  no se imaginan lo importante que fue esto en el proceso, que gran compañera y amiga,  se convirtió en una hermana más.


Luego hablé con Claudia,  somos amigas  hace 20 años,   ella es Médico especialista en dolor,   se lo dije  de un modo objetivo como es ella,   e inmediatamente dijo "toca elegir Mastólogo, oncólogo y definir el tratamiento" le dije que ya  estaba  con especialistas, dijo "perfecto,  ellos son los mejores,  yo los conozco,   voy a estar al lado suyo".  Claudia se convirtió  en mi Médica asesora  permanente,  aquella   a quien podía llamar sin importar la hora, o si era domingo o festivo,  siempre  estaba ahí.  La llamaba  porque me dolía la cabeza o porque me apareció una pepita, o porque  no sabía que comer...   y ella pacientemente me ayudó todo el tiempo,  con los mejores consejos  y llevándome siempre a la calma y centrandome  en que yo tenía el control.  Claudia  ha sido fundamental  en este trayecto de mi vida. 


También hablé con Dolka,  vive fuera de la ciudad y nos conocemos hace casi 40 años, es una profesional excelente,  se lo dije  paso a paso y  me dijo  "Mona usted es muy juiciosa, dedicada y fuerte,   en lo que yo le pueda  ayudar cuente conmigo, siempre voy a estar pendiente,  si  alguien puede con esto es usted". Y estuvo pendiente llamándome escribiéndome  y  dándome apoyo, con mucha energía  positiva  y sigue haciéndolo.


Le dije a Daniel, gran amigo y compañero de trabajo, fue curioso porque estaba sentado a pocos metros de donde yo estaba, pero  decidí  enviarle mensajes de texto para contarle, él los leía   y yo miraba  como reaccionaba y se reposicionaba en su silla y respiraba profundo, no levantaba la mirada del teléfono y también a través de texto me ofreció todo su apoyo, su compañía,  del modo más sincero, honesto, de verdad cada palabra que escribía salía de su corazón.  Ha estado todo el proceso  pendiente,  ayudando, ofreciendo apoyo y dándome mucha fuerza.


Aprovecho el momento y digo que uno de mis mejores amigos es Oscar,  Chiqui,  él es Mastólogo, muy bueno en realidad,  nos conocemos  desde hace 30 años, siempre  es excelente en todo lo que hace.  Fue difícil  contarle.   

Muchas personas me preguntaron por qué no lo escogí a él para ser mi Mastólogo...  y bueno,  hubo dos motivos:  el primero,  yo quería  que  si se requería  tomar una decisión rápida o extrema conmigo, se hiciera sin ser emotivos,  eso es difícil de lograr  cuando hay una amistad de tantos años de por medio.   El segundo motivo era que  si algo llegaba a salir mal,  me complicaba  o me moría,  no quería  dejarle esa carga a él,  tampoco quería que dijeran "eso le pasó por elegir al amigo.."

Inclusive, yo estaba sentada con Diana, mi hermana,  en una terraza pública,  esperando para terminar mi gammagrafía y  estábamos hablado de esto,  cuando alguien me tocó un hombro, nos saludó cálidamente y era él,  Oscar estaba ahí,  me preguntó "Cómo estás?" y yo contesté "tenemos que hablar" y quedamos de ponernos en contacto...

Así que se lo conté a través de un correo electrónico,   ha sido un buen apoyo,  me ha orientado, me ha explicado,  me ha hecho recomendaciones muy clínicas...   tengo mucho que agradecerle.

Adriana ha sido un gran apoyo,  se lo dije  y desde el principio me ha ayudado,  desde  las autorizaciones,  conseguir citas  rápidas,  orientarme  adecuadamente,  guiarme por todo este mundo complejo ...  ha sido  increíble,   me hace sentir  que todo lo puedo lograr, es fantástica,  incondicional,  no se imaginan  como me ha facilitado la vida.

Y Sandra?   qué decir de esta increible mujer?  literalmente le debo mucho.  Gracias a ella mi Cáncer de seno es un proceso temprano.  Ella  me solicitó la mamografía  sin que yo tuviera  síntomas  y sin que tuviera  la edad necesaria para hacerla por tamizaje,  ella se adelantó 4 años y yo creo sinceramente que eso ha marcado  una  gran diferencia. Cuando lo hablamos, ella dice que Dios le guió la mano,  yo sigo diciéndole  que ella fue  quien hizo la orden y es algo  que nunca olvidaré.   Ella ha estado  pendiente,  hemos almorzado juntas,  me ha ayudado,   me ha apoyado y me  sigue diciendo palabras amables y llenas de amor.


En el caso de Natalia y Gloria que viven fuera del país y con quienes  tengo una amistad de muchos años, tomé la decisión de no contarles desde el principio,  quería  dejar un espacio en el cual pudiera seguir hablando del clima, de la situación del país, del mejor método para preparar pan, las vicisitudes del trabajo, los proyectos futuros, los planes de viaje...  Quería  dejar un espacio en el que siguiera siendo Mónica y no "el cáncer de seno de Mónica",  puede sonar bobo,  pero me sirvió muchísimo,  puede que ahora  se enteren si leen este blog ...


Otras personas se han ido enterando  a medida que los días pasan.  Está bien.  Yo tomé una decisión  desde el principio:  No voy a esconder mi enfermedad, ni mi tratamiento. No tengo por que sentirme avergonzada,   se que no es fácil decirlo,  pero ya es claro que mi enfermedad es mi responsabilidad y el miedo a hablarlo es solo miedo a hacerlo cada vez más real.   Pero cómo lo afronto si lo oculto?   Los primeros días lloraba cuando hablaba  de mi enfermedad,  pero ahora siento que estoy en medio de un gran aprendizaje.


El apoyo social en medio de mi enfermedad,  ha sido una piedra angular.


Y las mascotas?..


Mónica



[0] Cuando los médicos se enferman (1)


martes, 16 de mayo de 2017

CUANDO LOS MÉDICOS SE ENFERMAN (3) LA FAMILIA

CUANDO LOS MÉDICOS SE ENFERMAN (3)

LA FAMILIA

N.E. Este es el tercer post de una serie de aproximadamente quince publicaciones que estaré realizando en torno al cáncer de mama y mi experiencia como paciente y médico.  El primer post lo encuentra en "Cuando los médicos se enferman (1) [0] "


LLegó el  día de la reunión en la casa de mi hermana Diana y yo no estaba muy segura de ir,  ni me sentía de buen ánimo,  estaba adolorida por la biopsia,  me hicieron una marcación de la masa con un clip de titanio [1] ...  y en caso de ir,  no  me sentía con fuerza de darle la noticia a toda mi familia.

No me sentía preparada,  pero la verdad,  creo  que nunca se está preparado para algo tan fuerte.

Andrés me insistió durante la mañana que ese era un buen momento  para hablar con mis hermanos y sobrinos.  Y él decidió llamar a Cenaida,  que es una gran mujer  que me ayuda en mi apartamento, y me dijo "Dile a Cenaida, así vas ensayando cómo vas a decirle a la familia".  

Así que le conté a Cenaida,  con lágrimas y voz entrecortada,  ella lloró y  me abrazó,  me dijo  que todo iba a salir bien,  que ella me va a colaborar en todo lo que requiera. Dijo que nunca se imaginó que yo estuviera enferma.

Era sábado y estaba haciendo mucho sol,  decidí  ir al almuerzo y  salimos con Andrés y llegamos  a mediodía,  todo estaba delicioso.  Diana y Andres  me miraban...   así que nos alejamos del grupo, nos dimos un abrazo con Andrés y  busqué un sitio apartado e íntimo; la biblioteca,  entré  miré un rato por la ventana, tomé aire,  hablé con Andrés  y le dije que era el momento,  Diana  llamó a mi sobrina Naty.

Yo soy la menor de 7 hermanos,  tengo 14 sobrinos,  soy casada  y no tengo hijos.

Naty es hija de mi hermano,  él falleció hace algunos años.  Ella  es Médico  y hablamos con frecuencia.  Nos sentamos en la biblioteca,  una al frente de la otra  y pensé que iba a contarle todo, de modo calmado,  tranquilo,  objetivo...  abrí la boca  y empecé a llorar,  que difícil,  las palabras me salen a borbotones  un poco inconexas,  ella se angustia,  llora y me  tranquiliza,  ella  ha pasado por una situación de cáncer con mi hermano  y  esta noticia yo se que le mueve recuerdos muy dolorosos.  Intento  no apresurarme,  contestar lo que me pregunta...  nos abrazamos  y me ofrece todo su apoyo,  su compañía,  me dice  que yo soy fuerte y esto va a ser una etapa de mi vida que voy a superar.

Respiro,  entra  mi hermana Margoth y  mi sobrina Jenny,  repito un poco lo mismo, hubo más  silencios,  pero al momento hubo preguntas,   mucho apoyo,  buenos deseos, recomendaciones.  Nos abrazamos  con Margoth y lloramos.

Luego entran mis sobrinos Kazys, Andrius y Laima, hijos de Viena, les cuento  con calma, con ese  nudo en la garganta,  ellos hacen preguntas,  me dicen  que todo va a salir  bien, me ofrecen su apoyo,  me ofrecen estar conmigo,  ayudarme  a hacer trámites,  me abrazan  y me hacen sentir protegida.

Luego hablo con mi sobrino Juanfe,  él no dice nada,  solo me abraza prolongada y fuertemente y se va con la mirada clavada en el piso. 

Finalmente con Anama, ella también es hija de Diana,  es una charla un poco más tranquila,  le cuento y me dice que ella sabía que algo estaba pasando porque veía la preocupación de Diana,  pero que no me preocupe,  que todo va a salir bien,  que ella va a estar conmigo y como es cantante [2],  me dice que va a ir a cantarme durante los procedimientos, me hace reir.  Ella siempre ha sido muy dulce y muy especial,  es mi cantante favorita.

Diana se me acerca al final y me abraza,  me siento a la mesa con todos,  están  tristes obviamente, pero yo siento que me liberé de una carga pesada, muy pesada. Siento que puedo respirar mejor.

Llamó a Viena y a Danilo  y les  cuento la noticia por teléfono,  ambos están fuera de la ciudad y me ofrecen  apoyo  y todo lo que yo necesite.

Un par de días después hablo con mi sobrina Laura,  ella está a punto de irse a vivir fuera del país,  igual me brinda su apoyo.

Va a sonar a cliché,  pero  es una realidad,  los momentos más difíciles de la vida, requieren  que uno NO esté solo.  La familia es lo más importante,  en todo este proceso mi familia  ha estado presente,  incluso siento que somos un poco más unidos ahora con todo esto.  Mi familia es lo máximo y  sin ellos  no hubiera podido. 


Diana  con su compañía permanente,  con sus palabras,  con sus detalles,  con todo, siempre ahí  para mi,  sin importar la hora, la distancia,  el clima...  siempre ha estado conmigo.  Hoy puedo decir que Diana  es mi mejor amiga.

Viena  con su presencia,  sus consejos,  siempre pendiente, llevándome muchas cosas.

Margoth con su tranquilidad,  su reposo,  sus palabras de aliento,  sus oraciones.

Danilo  con sus preguntas oportunas,  con sus silencios,  con su gran fuerza,  con ese apoyo incondicional.

Jairo  con su amabilidad y  su buena energía.

Todos y cada uno de mis sobrinos  pendientes, llamándome, escribiéndome,  viniendo a visitarme,  prepararon tortas,  galletas y siempre  me hicieron sentir  acompañada y siendo parte de algo más grande, me hicieron sentir importante para ellos.

No tengo suficientes palabras para agradecerles y pienso que cuando haya terminado el proceso los debo invitar a todos a un gran almuerzo y expresarles lo importantes que son para mi...  sin llorar...  o por lo menos llorando poquito.

Y los amigos?...


Mónica



[0] Cuando los médicos se enferman (1)
[1] Marcación con clip de titanio
[2] Bolena Prada - Báilese un tango (Primer sencillo oficial de mi sobrina, escuchenla!)

viernes, 5 de mayo de 2017

CUANDO LOS MEDICOS SE ENFERMAN (2) Enfrentarlo


CUANDO LOS MÉDICOS SE ENFERMAN (2)

Enfrentarlo



N.E. Este es el segundo post de una serie de aproximadamente quince publicaciones que estaré realizando en torno al cáncer de mama y mi experiencia como paciente y médico.  El primer post lo encuentra en "Cuando los médicos se enferman (1) [0] "

Bueno,  no era un error,  ya tengo una mamografía que lo sospecha, una ecografía que aumenta la sospecha,  la opinión del máximo experto que lo confirma y  como guinda del pastel... la biopsia:  nada que hacer,  tengo cáncer de seno, un carcinoma ductal infiltrante [1] .

Ahora  siento rabia,  empiezo a preguntarme  "por qué a mi?" y esa pregunta surge muchas veces durante el proceso.
No logro entender  la razón,   en mi familia no hay  diagnósticos previos de cáncer de seno, soy la primera.

Después de la llamada de Robledo,  llamo a Diana mi hermana y le digo el resultado,  se queda en silencio, puedo sentir su angustia  y su dolor  a través del teléfono.  Me hace alguna pregunta y le respondo que hablamos luego porque debo seguir atendiendo pacientes.
También hablo con Andrés.

El resto de la mañana en el trabajo fue eterna, insufrible,  no se como explicarlo,  pero sentarse a oír a alguien quejarse porque le pican los pies y mostrar interés  en eso...   sabiendo que yo tengo cáncer...  en realidad  tenía ganas de gritar,  de  rabia, de impotencia y  no era justo con esos pacientes, ellos tenían preocupaciones  reales para ellos y cuando alguien va al médico va a quejarse de algo y lo que espera  como mínimo es que el Médico sentado al frente lo acoja y le dé una solución... pero ese Médico no era yo propiamente ese día.
Logré terminar  mi trabajo a duras penas   y  salí  para mi apartamento.

Cuando llegué  me arrodillé en el piso y abracé a mi perro,  Samuel,  mi  hermoso y fiel compañero,  lloré  un buen rato y él  gemía conmigo,  llegaron mis gatas Galatea y Felicia y observaban la escena desde arriba de la mesa.  Así que a ellos tres  les conté lo que ocurría,    sinceramente creo que ellos entienden este tipo de situaciones y requieren procesarlas.

Salí a una caminata con Samuel intentando también despejarme y asumir lo que estaba enfrentando.

Ya tenía las órdenes  en mi mano de todos los exámenes de extensión,  gammagrafía ósea [2], TAC de abdomen [3], pelvis, tórax,  RMN de glándulas mamarias [4][5], ecocardiograma [6], pruebas de función hepática [7].  Todos básicamente para buscar si el cáncer se había ido para otros órganos y algunos también para  poder iniciar tratamientos.  Fue una semana larga de autorizaciones, citas, programaciones, chuzones, ingreso a máquinas  estresantes  y siempre  rogando porque los resultados  fueran  los mejores, dentro de esta situación. Diana y Andrés me acompañaron todo el tiempo.

Todos los resultados fueron normales.

Fuimos con ellos dos  a cita con Robledo a llevarle todo.   
Revisó uno a uno con calma.  Nos explicó a profundidad,  también  nos mostró el resultado de los receptores hormonales que le hicieron a la biopsia,   tanto los receptores de estrógeno como los de progestágeno fueron altamente positivos  y  la velocidad de replicación de la masa era superior al 30%.

Nos explicó que de acuerdo a estos resultados lo que debía hacer de modo inicial era quimioterapia  para disminuir el tamaño de la masa,  luego cirugía  para retirar la masa que quedara,  luego radioterapia para disminuir la posibilidad de reaparición  y finalmente hormonoterapia  por varios años.  Robledo  fue claro,  no hay  soluciones mágicas,  no hay  remedios  milagrosos,  lo que tengo por delante es un camino  muy largo y muy  difícil,  pero  debo recorrerlo paso a paso.

Diana le preguntó  acerca del pronóstico,  él mirándola fijamente  le dijo  que a él no le gustaba hablar de pronósticos  que hablan de grandes poblaciones,  que él prefiere mirar los pacientes de modo individual.
Andrés le preguntó que él qué podía hacer para ayudarme,  Robledo  lo miró y le dijo "acompañarla".
Robledo se puso de pie  y trajo al consultorio a la Dra. Sandra Ximena Franco [8], oncóloga y nos la presentó,  dijo que ella iba a ser la encargada de mi quimioterapia [9], ella fue amable y nos saludó con calidez y dijo nos vemos pronto para iniciar.  Salimos agobiados pero con un panorama un poco más definido.

Diana en varias oportunidades me dijo lo mismo "déjese ayudar",  creo  que es una advertencia  que me puede hacer alguien que me conoce desde siempre,  alguien que sabe que tengo un carácter fuerte,  que tiendo a ser solitaria,  no comparto fácilmente lo que me preocupa, no me gusta que me vean  frágil... pero aquí estaba sintiéndome frágil, asustada,  adolorida, como si una avalancha hubiera hecho un desastre conmigo y estuviera tirada en el piso solo esperando a que alguien me diera una mano. 
   
Debo decir  que siempre hubo más de una mano sujetándome en este proceso, preocupados por mí,  ayudándome y haciéndome el día a día más llevadero.

La rabia me acompañó varios días,   seguía siendo esa gastritis que empezó a aparecer, ese dolor en mi cintura  y esa intolerancia  para las cosas  pequeñas.  Intenté manejarlo pero no fue fácil.  Empecé a caminar mucho más con Samuel.

La pregunta me la hizo Diana:  "Cuándo va a hablar con toda la familia?"
Y ahí estaba yo,  sabiendo que era otro paso que debía dar,  ellos tenían  todo el derecho a saber.
Ella tenía planeado un almuerzo desde varias semanas atrás  con mis hermanos y sobrinos por  el aniversario,  me dijo que ese era el momento,  yo dije no,  ella dijo si,  yo insistí y ella  dijo  nunca va a encontrar un momento fácil para hacerlo,   hágalo  y ya,  yo la acompaño todo el tiempo...


Mónica

[0] Cuando los médicos se enferman (1).
[1] Carcinoma Ductal Infiltrante.
[2] Gammagrafía Ósea
[3] TAC, Tomografía axial computarizada. 
[4] RMN, Resonancia Magnética Nuclear. 
[5] RMN de Glándula Mamaria. 
[6] Ecocardiograma. 
[7] Pruebas de función hepática. 
[8] Entrevista Dra Sandra Franco - Evento Charlas con Cáncer.
[9] Quimioterapia

jueves, 4 de mayo de 2017

CUANDO LOS MEDICOS SE ENFERMAN (1)



CUANDO LOS MÉDICOS SE ENFERMAN (1)




N.E. Este es el primer post de una serie de aproximadamente quince publicaciones que estaré realizando en torno al cáncer de mama y mi experiencia como paciente y médico.

Mi hermana Diana me regaló  una revista hace unos meses,  donde uno de los artículos describía a un Médico enfermo y cómo tuvo que enfrentarse al sistema de salud.

Supongo que el motivo de regalarme la revista no era otro sino que yo, como Médico estaba atravesando  una situación de salud muy complicada.

El artículo no aportaba mucho, pero   al leerlo pensé que yo podía escribir lo que me estaba ocurriendo y aunque me tomó  varios  meses iniciar...   aquí estoy.

Solo escribo porque pienso que a alguien le puede servir mi experiencia y puedo de algún modo ayudar.

La idea es que voy a escribir  por  etapas,   por segmentos,  para hacer más fácil  el proceso tanto de narrar como de leer.

En Septiembre de 2016  fui donde Sandra,  que es una  gran amiga  y es Médico Familiar, para un chequeo  habitual,  no tenía  ningún  síntoma,  ella  me ordenó laboratorios generales  e  incluyó  mi primera  mamografía [0] de tamizaje (en paciente sana).

El examen me lo hicieron a los pocos días y encontraron una masa profunda en mi seno derecho, no era de gran tamaño, pero ahí estaba.  Complementaron con ecografía y  me dijeron que los resultados no eran buenos, pero que tenía que esperar a que las imágenes fueran vistas por el radiólogo especialista.

Me asusté de modo inicial.  Estaba sola  y pensé que era solamente  una precaución pero que me iban a decir que todo estaba  bien.

Salí  del  centro médico  y caminé  hasta mi apartamento pensando que  no tenía nada de qué preocuparme... pero estaba realmente  preocupada.

Esa noche no dormí, pensando y dando vueltas.

Al día  siguiente,  fui  a trabajar normal,  atendí pacientes  y cuando estaba en la calle ya camino hacia mi apartamento, recibí  una llamada  a mi teléfono celular y era un Médico Radiólogo,  se presentó  pero no recuerdo el nombre, hablaba muy rápido  y me dijo que estaba  revisando mis resultados y que no eran buenos,  que tenía una masa en seno que debía ser  evaluada por un Mastólogo  de modo urgente,  que ya mismo me comunicaba con la secretaria para que me ayudara a agendar una cita lo más pronto posible porque el resultado  era muy delicado.   Sentí que no podía respirar, me temblaron las piernas y me puse a sudar,  empezó  a hablar una mujer  ofreciéndome horarios de consultas, finalmente  le di las gracias y le dije  que yo  buscaba la cita...  ella siguió hablando y yo colgué.

Me sentí  abrumada, confundida, sentía un nudo en la garganta,  pensé  que podía ser un error. Definitivamente debía ser un error.

Me subí a un taxi... le di mi dirección y empecé a mirar en la aplicación colmédica [1] qué opciones de Mastólogos  tenía,  encontré  varios,   la lista  era de más de 10.

Pensé  en cuáles eran los mejores [2] y los nombres de 3 de ellos llegaron  rápidamente  a mi memoria: Robledo, Quintero y Caicedo.   Busqué los números telefónicos y empecé a llamar  uno a uno buscando opciones de cita.  

Hablé con Diana mi hermana y con mi esposo y les  conté lo que estaba ocurriendo.

Sandra me volvió a ver esa misma  tarde con los resultados y estaba muy nerviosa,  dijo en varias oportunidades "todo va a salir bien" y me recomendó que fuera  donde el Dr. Robledo [3],  que era definitivamente el mejor.

Adriana me consiguió la cita para el día siguiente con Robledo y también repetía que todo iba a salir bien.

Me sentía  frágil,  con ganas de llorar,  pensaba una y otra vez  que todo era un error, que simplemente  iba a ir  a una consulta y me iban a decir  que todo estaba bien.  

No comí  ese día ni el siguiente,  el nudo en la garganta era cosa seria.  Ni hablar de dormir.

Llegué a la cita con antelación y me senté  en la sala de espera,  me temblaban las manos y me tocó  meterlas debajo de mis muslos.  Andrés  llegó  a acompañarme, me la pasé hablando con Diana a través de mensajes.  Esperamos un rato  que se me hizo  eterno, entraba y salía  gente,  muchas mujeres.

De pronto un Médico alto, delgado,  con gafas, me llama...  tiene una voz profunda y me mira  con ojos amables,  yo me pongo de pie  con demasiado impulso y me tropiezo, entre al consultorio temblando de arriba a abajo, se presenta y es el Dr. Robledo y  me deja con una Doctora que es la encargada de hacer la historia clínica completa,  me hace muchas preguntas,  yo intento contestar de modo tranquilo,  pero la voz me falla  más de una vez.

Cuando la Doctora termina  el interrogatorio,  me lleva  a un cubículo de examen y me prepara,  me pone  la mano en el brazo y me  dice "El Doctor ya viene para acá,  él es muy bueno... todo va a salir bien... tranquila".

Espero unos minutos y entra el Doctor.  Me examina con gentileza, me pide que me siente y empieza a hablarme,  me dice  que tengo una masa en mi seno derecho, la masa está más cerca a mis costillas que a la piel,  que por las características estamos hablando de cáncer, que debemos hacer la biopsia para que nos diga el tipo de cáncer y arrancar tratamiento.

Voy a hacer una pregunta  y  no puedo hablar,  me pongo a llorar, sin parar,  como si hubiera  estado  conteniéndome todos estos días, él se queda  tranquilo, apoyado en un mesón y sin ningún afán ni reproche  me dice  que es normal  sentirme  así,  sobretodo porque yo soy Médico y conozco todas las implicaciones del   diagnóstico y todo el duro camino que viene para mi. Me dice con su voz tranquilizadora que él va a estar conmigo, que me va a acompañar y me va a guiar,  que es difícil lo que estoy enfrentando, pero estamos en una fase inicial  y  hay buenos tratamientos.

Siento como si una sombra oscura se hubiera metido  debajo de mi piel,  es  horrible,  me siento vulnerable. 

Me da la orden de la biopsia.

El mismo Dr. Robledo habla con el Médico que la realiza.

Voy al día siguiente a la biopsia,  sigo nerviosa, temblorosa,  intento respirar.
Me acomodan en una camilla y el Médico me coloca un poco de anestesia en la piel
Y oigo un ruido fuerte,  es la pistola de la biopsia.   Me dice  que voy a oír lo mismo varias veces,  que no me mueva,   el examen dura pocos minutos,  sentí dolor y más miedo.   Fueron muy profesionales,  es evidente que hacen esto mismo  muchas veces al día, pero no son fríos conmigo,  son amables y me miran a los ojos.

Esos tres días entre la biopsia  y  el resultado,  los recuerdo  como en una nebulosa,   siento terror,  me siento triste,  lloro y pienso que cerca del 5% de las pacientes de mis características  reciben un reporte de biopsia que no es cáncer.   Igual  sigo  trabajando, es difícil concentrarse, no puedo comer bien,  me siento ahogada y  el nudo en la garganta  se instaló de modo permanente.

Hablar en el trabajo no es fácil,  porque   todos son Médicos, debo ser clara y al hablarlo con ellos   socializo algo  mío,  algo privado,  pero  tengo que hacerlo,  para poder  pedir permisos  y  salir  cuando sea necesario. Aunque sigo pensando que me estoy adelantando.

El Doctor Robledo me llama  a mi teléfono y me dice  que  tengo un Carcinoma Ductal Infiltrante [4] ... no era un error,   tengo cáncer de seno [5]



Mónica


[0] Mamografía de Tamizaje
[1] App Colmédica. 
[2] Equipo Medico Centro de Oncología Clínica del Country.
[3] Dr José Fernando Robledo Abad. El Maestro del Cáncer de Seno.
[4] Carcinoma Ductal Infiltrante.
[5] Cáncer de Mama.








































































lunes, 1 de mayo de 2017

Retomando

Después de un par de años sin actualizar el blog, estoy retomando el mismo.  Esperen más noticias. Saludos