CUANDO LOS MÉDICOS SE ENFERMAN (2)
Enfrentarlo
N.E. Este es el segundo post de una serie de aproximadamente quince publicaciones que estaré realizando en torno al cáncer de mama y mi experiencia como paciente y médico. El primer post lo encuentra en "Cuando los médicos se enferman (1) [0] "
Bueno, no era un error, ya tengo una mamografía que lo sospecha, una ecografía que aumenta la sospecha, la opinión del máximo experto que lo confirma y como guinda del pastel... la biopsia: nada que hacer, tengo cáncer de seno, un carcinoma ductal infiltrante [1] .
Ahora siento rabia, empiezo a preguntarme "por qué a mi?" y esa pregunta surge muchas veces durante el proceso.
No logro entender la razón, en mi familia no hay diagnósticos previos de cáncer de seno, soy la primera.
Después de la llamada de Robledo, llamo a Diana mi hermana y le digo el resultado, se queda en silencio, puedo sentir su angustia y su dolor a través del teléfono. Me hace alguna pregunta y le respondo que hablamos luego porque debo seguir atendiendo pacientes.
También hablo con Andrés.
El resto de la mañana en el trabajo fue eterna, insufrible, no se como explicarlo, pero sentarse a oír a alguien quejarse porque le pican los pies y mostrar interés en eso... sabiendo que yo tengo cáncer... en realidad tenía ganas de gritar, de rabia, de impotencia y no era justo con esos pacientes, ellos tenían preocupaciones reales para ellos y cuando alguien va al médico va a quejarse de algo y lo que espera como mínimo es que el Médico sentado al frente lo acoja y le dé una solución... pero ese Médico no era yo propiamente ese día.
Logré terminar mi trabajo a duras penas y salí para mi apartamento.
Cuando llegué me arrodillé en el piso y abracé a mi perro, Samuel, mi hermoso y fiel compañero, lloré un buen rato y él gemía conmigo, llegaron mis gatas Galatea y Felicia y observaban la escena desde arriba de la mesa. Así que a ellos tres les conté lo que ocurría, sinceramente creo que ellos entienden este tipo de situaciones y requieren procesarlas.
Salí a una caminata con Samuel intentando también despejarme y asumir lo que estaba enfrentando.
Ya tenía las órdenes en mi mano de todos los exámenes de extensión, gammagrafía ósea [2], TAC de abdomen [3], pelvis, tórax, RMN de glándulas mamarias [4][5], ecocardiograma [6], pruebas de función hepática [7]. Todos básicamente para buscar si el cáncer se había ido para otros órganos y algunos también para poder iniciar tratamientos. Fue una semana larga de autorizaciones, citas, programaciones, chuzones, ingreso a máquinas estresantes y siempre rogando porque los resultados fueran los mejores, dentro de esta situación. Diana y Andrés me acompañaron todo el tiempo.
Todos los resultados fueron normales.
Fuimos con ellos dos a cita con Robledo a llevarle todo.
Revisó uno a uno con calma. Nos explicó a profundidad, también nos mostró el resultado de los receptores hormonales que le hicieron a la biopsia, tanto los receptores de estrógeno como los de progestágeno fueron altamente positivos y la velocidad de replicación de la masa era superior al 30%.
Nos explicó que de acuerdo a estos resultados lo que debía hacer de modo inicial era quimioterapia para disminuir el tamaño de la masa, luego cirugía para retirar la masa que quedara, luego radioterapia para disminuir la posibilidad de reaparición y finalmente hormonoterapia por varios años. Robledo fue claro, no hay soluciones mágicas, no hay remedios milagrosos, lo que tengo por delante es un camino muy largo y muy difícil, pero debo recorrerlo paso a paso.
Diana le preguntó acerca del pronóstico, él mirándola fijamente le dijo que a él no le gustaba hablar de pronósticos que hablan de grandes poblaciones, que él prefiere mirar los pacientes de modo individual.
Andrés le preguntó que él qué podía hacer para ayudarme, Robledo lo miró y le dijo "acompañarla".
Robledo se puso de pie y trajo al consultorio a la Dra. Sandra Ximena Franco [8], oncóloga y nos la presentó, dijo que ella iba a ser la encargada de mi quimioterapia [9], ella fue amable y nos saludó con calidez y dijo nos vemos pronto para iniciar. Salimos agobiados pero con un panorama un poco más definido.
Diana en varias oportunidades me dijo lo mismo "déjese ayudar", creo que es una advertencia que me puede hacer alguien que me conoce desde siempre, alguien que sabe que tengo un carácter fuerte, que tiendo a ser solitaria, no comparto fácilmente lo que me preocupa, no me gusta que me vean frágil... pero aquí estaba sintiéndome frágil, asustada, adolorida, como si una avalancha hubiera hecho un desastre conmigo y estuviera tirada en el piso solo esperando a que alguien me diera una mano.
Debo decir que siempre hubo más de una mano sujetándome en este proceso, preocupados por mí, ayudándome y haciéndome el día a día más llevadero.
La rabia me acompañó varios días, seguía siendo esa gastritis que empezó a aparecer, ese dolor en mi cintura y esa intolerancia para las cosas pequeñas. Intenté manejarlo pero no fue fácil. Empecé a caminar mucho más con Samuel.
La pregunta me la hizo Diana: "Cuándo va a hablar con toda la familia?"
Y ahí estaba yo, sabiendo que era otro paso que debía dar, ellos tenían todo el derecho a saber.
Ella tenía planeado un almuerzo desde varias semanas atrás con mis hermanos y sobrinos por el aniversario, me dijo que ese era el momento, yo dije no, ella dijo si, yo insistí y ella dijo nunca va a encontrar un momento fácil para hacerlo, hágalo y ya, yo la acompaño todo el tiempo...
Mónica
[0] Cuando los médicos se enferman (1).
[1] Carcinoma Ductal Infiltrante.
[2] Gammagrafía Ósea
[3] TAC, Tomografía axial computarizada.
[4] RMN, Resonancia Magnética Nuclear.
[5] RMN de Glándula Mamaria.
[6] Ecocardiograma.
[7] Pruebas de función hepática.
[8] Entrevista Dra Sandra Franco - Evento Charlas con Cáncer.
[9] Quimioterapia
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