viernes, 5 de mayo de 2017

CUANDO LOS MEDICOS SE ENFERMAN (2) Enfrentarlo


CUANDO LOS MÉDICOS SE ENFERMAN (2)

Enfrentarlo



N.E. Este es el segundo post de una serie de aproximadamente quince publicaciones que estaré realizando en torno al cáncer de mama y mi experiencia como paciente y médico.  El primer post lo encuentra en "Cuando los médicos se enferman (1) [0] "

Bueno,  no era un error,  ya tengo una mamografía que lo sospecha, una ecografía que aumenta la sospecha,  la opinión del máximo experto que lo confirma y  como guinda del pastel... la biopsia:  nada que hacer,  tengo cáncer de seno, un carcinoma ductal infiltrante [1] .

Ahora  siento rabia,  empiezo a preguntarme  "por qué a mi?" y esa pregunta surge muchas veces durante el proceso.
No logro entender  la razón,   en mi familia no hay  diagnósticos previos de cáncer de seno, soy la primera.

Después de la llamada de Robledo,  llamo a Diana mi hermana y le digo el resultado,  se queda en silencio, puedo sentir su angustia  y su dolor  a través del teléfono.  Me hace alguna pregunta y le respondo que hablamos luego porque debo seguir atendiendo pacientes.
También hablo con Andrés.

El resto de la mañana en el trabajo fue eterna, insufrible,  no se como explicarlo,  pero sentarse a oír a alguien quejarse porque le pican los pies y mostrar interés  en eso...   sabiendo que yo tengo cáncer...  en realidad  tenía ganas de gritar,  de  rabia, de impotencia y  no era justo con esos pacientes, ellos tenían preocupaciones  reales para ellos y cuando alguien va al médico va a quejarse de algo y lo que espera  como mínimo es que el Médico sentado al frente lo acoja y le dé una solución... pero ese Médico no era yo propiamente ese día.
Logré terminar  mi trabajo a duras penas   y  salí  para mi apartamento.

Cuando llegué  me arrodillé en el piso y abracé a mi perro,  Samuel,  mi  hermoso y fiel compañero,  lloré  un buen rato y él  gemía conmigo,  llegaron mis gatas Galatea y Felicia y observaban la escena desde arriba de la mesa.  Así que a ellos tres  les conté lo que ocurría,    sinceramente creo que ellos entienden este tipo de situaciones y requieren procesarlas.

Salí a una caminata con Samuel intentando también despejarme y asumir lo que estaba enfrentando.

Ya tenía las órdenes  en mi mano de todos los exámenes de extensión,  gammagrafía ósea [2], TAC de abdomen [3], pelvis, tórax,  RMN de glándulas mamarias [4][5], ecocardiograma [6], pruebas de función hepática [7].  Todos básicamente para buscar si el cáncer se había ido para otros órganos y algunos también para  poder iniciar tratamientos.  Fue una semana larga de autorizaciones, citas, programaciones, chuzones, ingreso a máquinas  estresantes  y siempre  rogando porque los resultados  fueran  los mejores, dentro de esta situación. Diana y Andrés me acompañaron todo el tiempo.

Todos los resultados fueron normales.

Fuimos con ellos dos  a cita con Robledo a llevarle todo.   
Revisó uno a uno con calma.  Nos explicó a profundidad,  también  nos mostró el resultado de los receptores hormonales que le hicieron a la biopsia,   tanto los receptores de estrógeno como los de progestágeno fueron altamente positivos  y  la velocidad de replicación de la masa era superior al 30%.

Nos explicó que de acuerdo a estos resultados lo que debía hacer de modo inicial era quimioterapia  para disminuir el tamaño de la masa,  luego cirugía  para retirar la masa que quedara,  luego radioterapia para disminuir la posibilidad de reaparición  y finalmente hormonoterapia  por varios años.  Robledo  fue claro,  no hay  soluciones mágicas,  no hay  remedios  milagrosos,  lo que tengo por delante es un camino  muy largo y muy  difícil,  pero  debo recorrerlo paso a paso.

Diana le preguntó  acerca del pronóstico,  él mirándola fijamente  le dijo  que a él no le gustaba hablar de pronósticos  que hablan de grandes poblaciones,  que él prefiere mirar los pacientes de modo individual.
Andrés le preguntó que él qué podía hacer para ayudarme,  Robledo  lo miró y le dijo "acompañarla".
Robledo se puso de pie  y trajo al consultorio a la Dra. Sandra Ximena Franco [8], oncóloga y nos la presentó,  dijo que ella iba a ser la encargada de mi quimioterapia [9], ella fue amable y nos saludó con calidez y dijo nos vemos pronto para iniciar.  Salimos agobiados pero con un panorama un poco más definido.

Diana en varias oportunidades me dijo lo mismo "déjese ayudar",  creo  que es una advertencia  que me puede hacer alguien que me conoce desde siempre,  alguien que sabe que tengo un carácter fuerte,  que tiendo a ser solitaria,  no comparto fácilmente lo que me preocupa, no me gusta que me vean  frágil... pero aquí estaba sintiéndome frágil, asustada,  adolorida, como si una avalancha hubiera hecho un desastre conmigo y estuviera tirada en el piso solo esperando a que alguien me diera una mano. 
   
Debo decir  que siempre hubo más de una mano sujetándome en este proceso, preocupados por mí,  ayudándome y haciéndome el día a día más llevadero.

La rabia me acompañó varios días,   seguía siendo esa gastritis que empezó a aparecer, ese dolor en mi cintura  y esa intolerancia  para las cosas  pequeñas.  Intenté manejarlo pero no fue fácil.  Empecé a caminar mucho más con Samuel.

La pregunta me la hizo Diana:  "Cuándo va a hablar con toda la familia?"
Y ahí estaba yo,  sabiendo que era otro paso que debía dar,  ellos tenían  todo el derecho a saber.
Ella tenía planeado un almuerzo desde varias semanas atrás  con mis hermanos y sobrinos por  el aniversario,  me dijo que ese era el momento,  yo dije no,  ella dijo si,  yo insistí y ella  dijo  nunca va a encontrar un momento fácil para hacerlo,   hágalo  y ya,  yo la acompaño todo el tiempo...


Mónica

[0] Cuando los médicos se enferman (1).
[1] Carcinoma Ductal Infiltrante.
[2] Gammagrafía Ósea
[3] TAC, Tomografía axial computarizada. 
[4] RMN, Resonancia Magnética Nuclear. 
[5] RMN de Glándula Mamaria. 
[6] Ecocardiograma. 
[7] Pruebas de función hepática. 
[8] Entrevista Dra Sandra Franco - Evento Charlas con Cáncer.
[9] Quimioterapia

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