jueves, 4 de mayo de 2017

CUANDO LOS MEDICOS SE ENFERMAN (1)



CUANDO LOS MÉDICOS SE ENFERMAN (1)




N.E. Este es el primer post de una serie de aproximadamente quince publicaciones que estaré realizando en torno al cáncer de mama y mi experiencia como paciente y médico.

Mi hermana Diana me regaló  una revista hace unos meses,  donde uno de los artículos describía a un Médico enfermo y cómo tuvo que enfrentarse al sistema de salud.

Supongo que el motivo de regalarme la revista no era otro sino que yo, como Médico estaba atravesando  una situación de salud muy complicada.

El artículo no aportaba mucho, pero   al leerlo pensé que yo podía escribir lo que me estaba ocurriendo y aunque me tomó  varios  meses iniciar...   aquí estoy.

Solo escribo porque pienso que a alguien le puede servir mi experiencia y puedo de algún modo ayudar.

La idea es que voy a escribir  por  etapas,   por segmentos,  para hacer más fácil  el proceso tanto de narrar como de leer.

En Septiembre de 2016  fui donde Sandra,  que es una  gran amiga  y es Médico Familiar, para un chequeo  habitual,  no tenía  ningún  síntoma,  ella  me ordenó laboratorios generales  e  incluyó  mi primera  mamografía [0] de tamizaje (en paciente sana).

El examen me lo hicieron a los pocos días y encontraron una masa profunda en mi seno derecho, no era de gran tamaño, pero ahí estaba.  Complementaron con ecografía y  me dijeron que los resultados no eran buenos, pero que tenía que esperar a que las imágenes fueran vistas por el radiólogo especialista.

Me asusté de modo inicial.  Estaba sola  y pensé que era solamente  una precaución pero que me iban a decir que todo estaba  bien.

Salí  del  centro médico  y caminé  hasta mi apartamento pensando que  no tenía nada de qué preocuparme... pero estaba realmente  preocupada.

Esa noche no dormí, pensando y dando vueltas.

Al día  siguiente,  fui  a trabajar normal,  atendí pacientes  y cuando estaba en la calle ya camino hacia mi apartamento, recibí  una llamada  a mi teléfono celular y era un Médico Radiólogo,  se presentó  pero no recuerdo el nombre, hablaba muy rápido  y me dijo que estaba  revisando mis resultados y que no eran buenos,  que tenía una masa en seno que debía ser  evaluada por un Mastólogo  de modo urgente,  que ya mismo me comunicaba con la secretaria para que me ayudara a agendar una cita lo más pronto posible porque el resultado  era muy delicado.   Sentí que no podía respirar, me temblaron las piernas y me puse a sudar,  empezó  a hablar una mujer  ofreciéndome horarios de consultas, finalmente  le di las gracias y le dije  que yo  buscaba la cita...  ella siguió hablando y yo colgué.

Me sentí  abrumada, confundida, sentía un nudo en la garganta,  pensé  que podía ser un error. Definitivamente debía ser un error.

Me subí a un taxi... le di mi dirección y empecé a mirar en la aplicación colmédica [1] qué opciones de Mastólogos  tenía,  encontré  varios,   la lista  era de más de 10.

Pensé  en cuáles eran los mejores [2] y los nombres de 3 de ellos llegaron  rápidamente  a mi memoria: Robledo, Quintero y Caicedo.   Busqué los números telefónicos y empecé a llamar  uno a uno buscando opciones de cita.  

Hablé con Diana mi hermana y con mi esposo y les  conté lo que estaba ocurriendo.

Sandra me volvió a ver esa misma  tarde con los resultados y estaba muy nerviosa,  dijo en varias oportunidades "todo va a salir bien" y me recomendó que fuera  donde el Dr. Robledo [3],  que era definitivamente el mejor.

Adriana me consiguió la cita para el día siguiente con Robledo y también repetía que todo iba a salir bien.

Me sentía  frágil,  con ganas de llorar,  pensaba una y otra vez  que todo era un error, que simplemente  iba a ir  a una consulta y me iban a decir  que todo estaba bien.  

No comí  ese día ni el siguiente,  el nudo en la garganta era cosa seria.  Ni hablar de dormir.

Llegué a la cita con antelación y me senté  en la sala de espera,  me temblaban las manos y me tocó  meterlas debajo de mis muslos.  Andrés  llegó  a acompañarme, me la pasé hablando con Diana a través de mensajes.  Esperamos un rato  que se me hizo  eterno, entraba y salía  gente,  muchas mujeres.

De pronto un Médico alto, delgado,  con gafas, me llama...  tiene una voz profunda y me mira  con ojos amables,  yo me pongo de pie  con demasiado impulso y me tropiezo, entre al consultorio temblando de arriba a abajo, se presenta y es el Dr. Robledo y  me deja con una Doctora que es la encargada de hacer la historia clínica completa,  me hace muchas preguntas,  yo intento contestar de modo tranquilo,  pero la voz me falla  más de una vez.

Cuando la Doctora termina  el interrogatorio,  me lleva  a un cubículo de examen y me prepara,  me pone  la mano en el brazo y me  dice "El Doctor ya viene para acá,  él es muy bueno... todo va a salir bien... tranquila".

Espero unos minutos y entra el Doctor.  Me examina con gentileza, me pide que me siente y empieza a hablarme,  me dice  que tengo una masa en mi seno derecho, la masa está más cerca a mis costillas que a la piel,  que por las características estamos hablando de cáncer, que debemos hacer la biopsia para que nos diga el tipo de cáncer y arrancar tratamiento.

Voy a hacer una pregunta  y  no puedo hablar,  me pongo a llorar, sin parar,  como si hubiera  estado  conteniéndome todos estos días, él se queda  tranquilo, apoyado en un mesón y sin ningún afán ni reproche  me dice  que es normal  sentirme  así,  sobretodo porque yo soy Médico y conozco todas las implicaciones del   diagnóstico y todo el duro camino que viene para mi. Me dice con su voz tranquilizadora que él va a estar conmigo, que me va a acompañar y me va a guiar,  que es difícil lo que estoy enfrentando, pero estamos en una fase inicial  y  hay buenos tratamientos.

Siento como si una sombra oscura se hubiera metido  debajo de mi piel,  es  horrible,  me siento vulnerable. 

Me da la orden de la biopsia.

El mismo Dr. Robledo habla con el Médico que la realiza.

Voy al día siguiente a la biopsia,  sigo nerviosa, temblorosa,  intento respirar.
Me acomodan en una camilla y el Médico me coloca un poco de anestesia en la piel
Y oigo un ruido fuerte,  es la pistola de la biopsia.   Me dice  que voy a oír lo mismo varias veces,  que no me mueva,   el examen dura pocos minutos,  sentí dolor y más miedo.   Fueron muy profesionales,  es evidente que hacen esto mismo  muchas veces al día, pero no son fríos conmigo,  son amables y me miran a los ojos.

Esos tres días entre la biopsia  y  el resultado,  los recuerdo  como en una nebulosa,   siento terror,  me siento triste,  lloro y pienso que cerca del 5% de las pacientes de mis características  reciben un reporte de biopsia que no es cáncer.   Igual  sigo  trabajando, es difícil concentrarse, no puedo comer bien,  me siento ahogada y  el nudo en la garganta  se instaló de modo permanente.

Hablar en el trabajo no es fácil,  porque   todos son Médicos, debo ser clara y al hablarlo con ellos   socializo algo  mío,  algo privado,  pero  tengo que hacerlo,  para poder  pedir permisos  y  salir  cuando sea necesario. Aunque sigo pensando que me estoy adelantando.

El Doctor Robledo me llama  a mi teléfono y me dice  que  tengo un Carcinoma Ductal Infiltrante [4] ... no era un error,   tengo cáncer de seno [5]



Mónica


[0] Mamografía de Tamizaje
[1] App Colmédica. 
[2] Equipo Medico Centro de Oncología Clínica del Country.
[3] Dr José Fernando Robledo Abad. El Maestro del Cáncer de Seno.
[4] Carcinoma Ductal Infiltrante.
[5] Cáncer de Mama.








































































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