domingo, 4 de junio de 2017

CUANDO LOS MÉDICOS SE ENFERMAN (6) EL TRABAJO

CUANDO LOS MÉDICOS SE ENFERMAN (6)

EL TRABAJO


N.E. Este es el sexto post de una serie de aproximadamente quince publicaciones que estaré realizando en torno al cáncer de mama y mi experiencia como paciente y médico.  El primer post lo encuentra en "Cuando los médicos se enferman (1) [0] "


 

En nuestra vida adulta el trabajo corresponde a una gran parte  de nuestro tiempo y consume gran parte de nuestra energía.

El trabajo se convierte en un eje central.

Y la gente con la que trabajamos?  con ellos nos encontramos diariamente, hablamos, compartimos,  discutimos, nos reconciliamos, crecemos, construimos, avanzamos... se van convirtiendo  en piezas fundamentales de nuestra vida.  

Mi trabajo me ha generado muchas cosas buenas, mucho conocimiento,  he podido conocer  la naturaleza humana,  me he aproximado a  la enfermedad, a la muerte y de paso me he acercado más  a la vida.  

En otra época tuve la oportunidad de compartir con estudiantes, ellos me enseñaron mucho más de lo que yo pude transmitirles.

Mi trabajo me ha dado madurez y me ha dado perspectiva.  Siento que a través de  los pacientes puedo ver otras realidades, otros mundos y eso  no es otra  cosa  que conocimiento,  ir paso a paso   llenando una gran biblioteca.

Tengo un gran equipo de trabajo y  al igual que con mi familia y con mis amigos,  decidí hablar con ellos de mi enfermedad,  con total claridad.
Tienen  legítimo derecho  a saber.

Cuando el diagnóstico es Cáncer como en mi caso,  me voy a ausentar por un periodo de tiempo prolongado y se requiere  asumir el cambio.  No solo yo debo asumir el cambio, ellos también tienen que hacer su cambio.

Nos reunimos con Ivonne y con mi Jefe directo,  ambos Médicos,   ya  Ivonne  tenía la información,  pero  lo hicimos más formal.  Les conté  el proceso de mi diagnóstico,  les conté de mi equipo médico del Country encargado de todo  y hablé a profundidad del plan de tratamiento.   Hicieron preguntas y  las respondí con la información que ya tenía.
Daniel me acompañó en esta reunión, es un gran respaldo.

Revisamos  mis funciones   en el trabajo y cómo podíamos hacer la redistribución.
Estuve  tranquila,  objetiva,  no fue una reunión difícil.
Fueron comprensivos, amables,  me ofrecieron  todo el apoyo necesario,  el espacio para poder llevar este proceso sin tropiezos.

Creé un grupo en WhatsApp  con todo el equipo de trabajo y el sábado en la tarde les dí la noticia, me hicieron preguntas,  respondí a todas  las preguntas,  mostraron preocupación y me desearon  que tuviera  mucha fuerza  y  me ofrecieron todo su apoyo.

La semana siguiente hicieron una reunión para despedirse antes de mi incapacidad, tomamos café, comimos pasteles y me obsequiaron un libro.  El libro se llama "No te preocupes... enfádate si quieres" [1] ,  es un libro lleno de historias cortas escritas por un monje budista que invita a la reflexión.
Debo confesar que al principio no lo encontré muy atractivo.  Supongo que alguno de Ustedes lo ha leído y entiende de qué estoy hablando.

Pero lo seguí leyendo,  en cada sala de espera e incluso fue mi compañero en las noches de insomnio.   Se volvió muy importante para mí. 

Por ejemplo,  trae una historia que le he contado a mi familia,  a Andrés, a mis amigos y ahora  les voy a contar a Ustedes un resumen para explicar mi punto: "un grupo de cazadores quería capturar pequeños monos en la selva,  se inventaron un método, tomaron un coco le abrieron un agujero,  le sacaron el agua,  moldearon el agujero para que fuera escasamente del tamaño de la manito del mono y pusieron adentro un plátano, amarraron el coco a un árbol y lo dejaron allí toda la noche.  El pequeño mono llegó atraído por el olor del plátano,  lo encontró, metió su manito y atrapó el plátano, pero cuando la fue a sacar del coco, no salió,  porque no cabía la mano con todo y plátano. Lo único que debía hacer el monito era  soltar el plátano y seguir su camino... pero no lo hizo,  él quería ese plátano,  así que se quedó toda la noche y  finalmente fue capturado sin problema a la mañana siguiente"    Esa es la historia.

La leí una y otra vez y  empecé a pensar cuántas veces en mi vida me había aferrado a una idea  y fui testaruda,  haciendo que mi vida fuera un poco más difícil,  cuando lo único que debía hacer era  "dejarla ir y seguir mi camino".  Les ha pasado?  o solo me ha pasado a mi?  En fin,  el libro trae  muchas historias,  pero no se las cuento porque se lo arruino al que lo esté leyendo.

También mi equipo de trabajo  me regaló una foto donde aparecen ellas con sus mascotas, están  Nathalie con  Kira y Dante,  Julieta con Manchas y Kaiser,  Yudy con Martín, Carolina con Oliver, Sol  con Lucas.  Están  con letreros que tienen frases como: "Todo saldrá bien", "Mejorate pronto", "Samuel Galatea y felicia a cuidar a la mamá" y otras más.  Colgué la foto en un sitio donde la veo todos los días,  varias veces al día y cada vez que los veo a todos,  sonrío.  En este proceso se hace difícil sonreír,  así que recuerdo cada sonrisa.  Ojalá Kira siguiera con nosotros. 

Ellos  han estado pendientes, me llaman,  me escriben,  me mandan videos,  me mandan obsequios y  siguen paso a paso mi proceso.

Son un gran equipo y han hecho un buen trabajo,  eso me quita un peso de encima.

Durante el proceso, los Médicos me han generado incapacidades por diferentes periodos de tiempo,  yo misma he ido a  hacer la transcripción  a través de Colmédica y la he hecho llegar al trabajo,  para  tener todo  legalizado y evitar tropiezos,   así funciona mejor  todo,  con transparencia.

Algunas personas me han preguntado por qué  tomé la decisión de  contar todo acerca de mi enfermedad sin mayores restricciones,  tanto a mi familia, como a mis amigos,  a mi equipo de trabajo y ahora a Ustedes.   La respuesta es esta: conozco de primera mano lo desgastante que es intentar ocultar el sol con un dedo,  empezar a pensar "será que fulano sabe de mi enfermedad?" "será que fulano le contó a mengano?" "será qué...?
Por eso decidí eliminar los intermediarios y fui yo misma quien gestionó la información, sin chismes ni rumores.

Alberto me escribió y me dijo que era valiente escribir sobre esto,  yo le contesté que no era valentía,  que es mejor  dejar todo este dolor, toda esta tristeza y todo este miedo afuera  y no adentro de mi alma.  Creo en la catarsis terapéutica. 😉

Bueno,  ya llegó el momento de empezar a hablar de la quimioterapia...



Mónica





[0] Cuando los médicos se enferman (1)

[1] Brahm, Ajahn.  No te preocupes, ¡enfádate si quieres!. Ed. Kairos. 2016





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