CUANDO LOS MÉDICOS SE ENFERMAN(17)
LA RADIOTERAPIA
N.E. Este es el diecisieteavo post de una serie de publicaciones que estaré realizando en torno al cáncer de mama y mi experiencia como paciente y médico. El primer post lo encuentra en "Cuando los médicos se enferman (1) [0] "
En el control post-operatorio que tuve con el Dr.
Robledo, me dijo que ya tocaba ir
cuadrando la parte de la radioterapia,
siempre que hacen cirugías conservadoras para cáncer de seno, deben complementar el
tratamiento con radioterapia para disminuir las reapariciones del tumor.
Me
entregó una orden con tres nombres de radioterapeutas para que fuera agendando
la cita, pero igual tocaba esperar a cicatrizar un poco mejor antes de empezar a
irradiar.
De
la lista, escogí al Dr. Armando Gaitán para mi radioterapia, es un hombre acogedor, amable, siempre sonriente, usa unos tirantes
coloridos y hermosos.
Tiene
ubicado su consultorio al respaldo de la
Clínica del Country, en esa primera
consulta como siempre estuve nerviosa, no sabía que esperar, Claudia mi amiga
me había dicho que era una evaluación
sencilla, así que cuando entré y lo
conocí me sentí como si estuviera en un
ambiente gratamente conocido.
El
consultorio es amplio, con una gran ventana por donde entra el sol rojizo de la
tarde y como está en un piso alto puedo
ver las azoteas de los edificios vecinos y unos cuantos árboles salpicados
entre las construcciones. Dentro del
consultorio, en una esquina, tiene un hermoso arbolito, lleno de pequeñas mandarinas, no puedo evitar preguntarle si el árbol es
real o si es solo una decoración, me
mira por encima de las gafas y me dice: “Aquí todos somos reales”, me hace reír.
El
Doctor me hace una historia minuciosa,
ya estoy acostumbrada así que llevé mi carpeta, revisó examen por
examen, registró todo. Incluso me tomaron una foto y la pusieron
en mi historia.
Ese
día todavía estaba usando mi pañoleta para cubrir la cabeza, así quedé en la
foto.
Me
examinó, dijo que ya podíamos empezar la radioterapia, me explicó que no voy a sentir muchas
cosas en esta parte del proceso, pero la
piel de mi axila y de mi seno derecho van a ir cambiando por efecto de la quemadura, se va a tornar oscura y lo más importante: No
puedo aplicarme nada en la piel,
nada, ni cremas, ni
lociones, ni aloe vera, nada de nada,
me explica que estos productos cambian la textura de la piel y
adicionalmente con la radiación sumada,
pueden empeorar la quemadura. Voy a recibir 16 sesiones de radioterapia, una diaria y
al final 4 sesiones adicionales
dirigidas.
Lo
primero es hacer un TAC de simulación,
que fue un examen sencillo, en el
cual determinan las coordenadas exactas
para poder programar la máquina en la que voy a recibir la radioterapia.
Cuando
el Doctor tuvo ese resultado que se demoró sólo un día, me citó para la primera radioterapia, todas fueron en el Country, el mismo Doctor estuvo
conmigo en el lugar, me acomodó en la máquina, ajustó todo,
dio varias indicaciones a los técnicos
y arrancamos.
Yo
estaba asustada, pero las sesiones no se demoraron ni dos
minutos, la primera sesión se demoró solo lo de cuadrar los parámetros, pero para las siguientes ya todo estaba
perfectamente programado.
Las
radioterapias son el sótano de la unidad de oncología del Country, el ambiente que se vive ahí dentro es un
poco “industrial”, como viendo una película futurista, con pisos
pulidos, paredes muy gruesas,
sillas fuertes, techos altísimos,
ni una sola ventana, todos los aparatos
dan la sensación de ser de acero, las
puertas son muy pesadas y hay pequeños
bombillos rojos que se prenden y se apagan enviando señales de cuando arrancan
las radiaciones.
El
personal que trabaja allí es profesional
y tranquilo, como son sesiones tan
rápidas, el volumen de pacientes es
mayor, pero aún así mantienen
muy buenos estándares.
Cada
tarde me daba un baño con agua fría, me ponía ropa cómoda, un par de tenis y
alistaba la bata azul desechable que me tenía que poner en la sesión. Le daba un beso a Samuel, otro a Galatea y
otro a Felicia, les decía: Ya nos vemos
y se quedaban mirándome intrigados.
Caminaba hasta la Unidad de Oncología, bajaba las escaleras al sótano, me sentaba al lado de otras personas que estaban esperando sus respectivas sesiones, como en otras ocasiones tomé la decisión de aislarme en mis pensamientos, algunos de ellos si optaban por compartir sus experiencias.
Cuando me llamaban a mi sesión, ya
en la sala oscura, fría, en la máquina de radioterapia, acostada en una superficie
metálica, con mi brazo derecho extendido
detrás de mi cabeza, con mi cara girada hacia la izquierda e intentando no
moverme ni un centímetro, pensaba en lo
que ya había recorrido en este proceso,
ahí acostada contaba en mi cabeza los días que faltaban, porque ya no
estaba midiendo el tiempo en meses, sino en días, sentía que me acercaba al final del recorrido.
Supongo
que para suavizar un poco el lugar, en
el techo de la sala de radioterapia hay una imagen luminosa de unas flores amarillas, yo las miraba y pensaba en mi mamá, pensaba en las flores amarillas de mi casa de la infancia y me
transportaba a otro tiempo. No puedo
evitar pensar en que hubiera ocurrido si mi mamá viviera, ella falleció hace 5 años, pienso en como hubiera sido este proceso mío
para ella, era una mujer fuerte y especial,
ella afrontó el proceso de enfermedad y muerte de mi padre y de mi
hermano, con valor y entereza, pero por algún motivo siento que darle esta noticia mía la hubiera herido en lo más profundo. Desde el primer momento la he sentido cerca, me ha dado fuerza pensar en ella, a mi modo la he llevado conmigo en este
camino.
Durante
la Radioterapia el Dr. Gaitán me hizo controles semanales, básicamente para
revisar la piel y autorizar que siguiéramos adelante, no hubo problema.
El
fue el primero de mis doctores que me
vio sin la pañoleta, llegué con mi cabello plateado extra-corto, me miró por encima de las gafas, sonrió, puso su mano en mi cabeza y dijo: “Yo sé lo difícil que es para una mujer en este proceso, salir nuevamente sin pañoleta ni gorro, eres una valiente y sabes que? Brillas”.
Luego levantó la carpeta de mi historia,
me mostró la foto tomada unas semanas atrás y dijo: “Qué pasó aquí? Me la cambiaron, ahora hasta sonríe” y rió como siempre, de modo honesto y
tranquilo. Miré la foto donde estaba con mi pañoleta roja, mi cara redonda y pálida, una blusa oscura… tiene razón el Doctor, soy otra.
Me
hicieron mis 20 sesiones sin contratiempos,
la piel sufrió muchos cambios,
sentí dolor tipo picada que me explicaron que era por la quemadura interna, tomé mucho líquido, me sentí cansada, pero
totalmente dispuesta a sacar esta parte de un solo envión.
La
última sesión que tuve fue el 5 de Junio,
me despedí de los técnicos y
todos se despidieron con una sonrisa y deseándome suerte.
Salí
del sótano, eran cerca de las 7 de la
noche, hacía frío, había una pequeña
llovizna, me dirigí rápidamente a la
primera caneca que encontré y arrojé la bata azul que me acompañó estas sesiones de
radioterapia. Fue mi forma de decirle
gracias y adiós a la radioterapia, como un día le dije gracias y adiós a la quimioterapia
y como hace unas semanas le dije gracias y adiós al catéter subclavio y como a
mi modo me despedí del tumor después de la cirugía. Cada fase ha tenido momentos dolorosos, momentos de cambio y cada
fase me ha llevado a la mujer que soy hoy.
Como
siempre llamé a Diana y le conté todo, me dijo tenemos que celebrar el fin de esta
etapa, me tuve que quedar callada un
buen rato por ese nudo en la garganta,
pero si hay alguien que me entiende es ella.
Cuando
asistí a la mayor parte de las sesiones de radioterapia, ya estaba trabajando, como he dicho muchas veces, soy Médico y he trabajado
desde hace casi 20 años, así sea difícil
de creer esta fue mi primera incapacidad.
Así
que reintegrarme al trabajo también ha sido un proceso duro, muy duro, no lo esperaba de este modo, pero ahora lo entiendo, yo detuve mi parte laboral y dediqué todo mi tiempo y mi energía a mi salud y a mi recuperación y el trabajo
siguió, la vida siguió y yo no me
arrepiento de haberlo hecho de este modo,
pero ahora el ajuste ha sido complejo.
Las piezas se han reacomodado en todo este tiempo y a mi me toca ver si
puedo encajar… o que debo hacer.
Hubo
un almuerzo donde Diana y en esta ocasión el motivo fue celebrar cumpleaños atrasados,
estuvimos allí reunidos en familia, compartiendo y celebrando, comimos mucho como
siempre, jugamos un poco y nos reímos un montón y en un momento empecé a llorar de la risa y no podía parar de reír y llorar a la
vez, fue una situación con Andrius,
Jorge Iván y “El secreto en la montaña”, aún hoy cuando lo escribo me empiezo a
reír, ese día Jenny mi sobrina me miró y dijo: “Yo te dije
que la próxima vez que lloraras iba ser
de alegría…” y así fue.
Ya fui donde la Doctora Franco y me revisó después de la radioterapia, me dijo que todo estaba evolucionando muy bien, me indicó el inicio de Tamoxifen, hormonoterapia, por mi edad debo tomarlo mínimo 5 años, de pronto 10.
Al
principio dije que iban a ser 15 publicaciones de “Cuando los Médicos se
enferman” pero como verán los que han
estado muy amablemente dedicándole tiempo a leer mis escritos,
ya vamos en el número 17… solo
resta una entrada, para poder cerrar y agradecer.
MONICA
En el control post-operatorio que tuve con el Dr.
Robledo, me dijo que ya tocaba ir
cuadrando la parte de la radioterapia,
siempre que hacen cirugías conservadoras para cáncer de seno, deben complementar el
tratamiento con radioterapia para disminuir las reapariciones del tumor.
Me
entregó una orden con tres nombres de radioterapeutas para que fuera agendando
la cita, pero igual tocaba esperar a cicatrizar un poco mejor antes de empezar a
irradiar.
De
la lista, escogí al Dr. Armando Gaitán para mi radioterapia, es un hombre acogedor, amable, siempre sonriente, usa unos tirantes
coloridos y hermosos.
Tiene
ubicado su consultorio al respaldo de la
Clínica del Country, en esa primera
consulta como siempre estuve nerviosa, no sabía que esperar, Claudia mi amiga
me había dicho que era una evaluación
sencilla, así que cuando entré y lo
conocí me sentí como si estuviera en un
ambiente gratamente conocido.
El
consultorio es amplio, con una gran ventana por donde entra el sol rojizo de la
tarde y como está en un piso alto puedo
ver las azoteas de los edificios vecinos y unos cuantos árboles salpicados
entre las construcciones. Dentro del
consultorio, en una esquina, tiene un hermoso arbolito, lleno de pequeñas mandarinas, no puedo evitar preguntarle si el árbol es
real o si es solo una decoración, me
mira por encima de las gafas y me dice: “Aquí todos somos reales”, me hace reír.
El
Doctor me hace una historia minuciosa,
ya estoy acostumbrada así que llevé mi carpeta, revisó examen por
examen, registró todo. Incluso me tomaron una foto y la pusieron
en mi historia.
Ese
día todavía estaba usando mi pañoleta para cubrir la cabeza, así quedé en la
foto.
Me
examinó, dijo que ya podíamos empezar la radioterapia, me explicó que no voy a sentir muchas
cosas en esta parte del proceso, pero la
piel de mi axila y de mi seno derecho van a ir cambiando por efecto de la quemadura, se va a tornar oscura y lo más importante: No
puedo aplicarme nada en la piel,
nada, ni cremas, ni
lociones, ni aloe vera, nada de nada,
me explica que estos productos cambian la textura de la piel y
adicionalmente con la radiación sumada,
pueden empeorar la quemadura. Voy a recibir 16 sesiones de radioterapia, una diaria y
al final 4 sesiones adicionales
dirigidas.
Lo
primero es hacer un TAC de simulación,
que fue un examen sencillo, en el
cual determinan las coordenadas exactas
para poder programar la máquina en la que voy a recibir la radioterapia.
Cuando
el Doctor tuvo ese resultado que se demoró sólo un día, me citó para la primera radioterapia, todas fueron en el Country, el mismo Doctor estuvo
conmigo en el lugar, me acomodó en la máquina, ajustó todo,
dio varias indicaciones a los técnicos
y arrancamos.
Yo
estaba asustada, pero las sesiones no se demoraron ni dos
minutos, la primera sesión se demoró solo lo de cuadrar los parámetros, pero para las siguientes ya todo estaba
perfectamente programado.
Las
radioterapias son el sótano de la unidad de oncología del Country, el ambiente que se vive ahí dentro es un
poco “industrial”, como viendo una película futurista, con pisos
pulidos, paredes muy gruesas,
sillas fuertes, techos altísimos,
ni una sola ventana, todos los aparatos
dan la sensación de ser de acero, las
puertas son muy pesadas y hay pequeños
bombillos rojos que se prenden y se apagan enviando señales de cuando arrancan
las radiaciones.
El
personal que trabaja allí es profesional
y tranquilo, como son sesiones tan
rápidas, el volumen de pacientes es
mayor, pero aún así mantienen
muy buenos estándares.
Cada
tarde me daba un baño con agua fría, me ponía ropa cómoda, un par de tenis y
alistaba la bata azul desechable que me tenía que poner en la sesión. Le daba un beso a Samuel, otro a Galatea y
otro a Felicia, les decía: Ya nos vemos
y se quedaban mirándome intrigados.
Caminaba hasta la Unidad de Oncología, bajaba las escaleras al sótano, me sentaba al lado de otras personas que estaban esperando sus respectivas sesiones, como en otras ocasiones tomé la decisión de aislarme en mis pensamientos, algunos de ellos si optaban por compartir sus experiencias.
Cuando me llamaban a mi sesión, ya
en la sala oscura, fría, en la máquina de radioterapia, acostada en una superficie
metálica, con mi brazo derecho extendido
detrás de mi cabeza, con mi cara girada hacia la izquierda e intentando no
moverme ni un centímetro, pensaba en lo
que ya había recorrido en este proceso,
ahí acostada contaba en mi cabeza los días que faltaban, porque ya no
estaba midiendo el tiempo en meses, sino en días, sentía que me acercaba al final del recorrido.
Supongo
que para suavizar un poco el lugar, en
el techo de la sala de radioterapia hay una imagen luminosa de unas flores amarillas, yo las miraba y pensaba en mi mamá, pensaba en las flores amarillas de mi casa de la infancia y me
transportaba a otro tiempo. No puedo
evitar pensar en que hubiera ocurrido si mi mamá viviera, ella falleció hace 5 años, pienso en como hubiera sido este proceso mío
para ella, era una mujer fuerte y especial,
ella afrontó el proceso de enfermedad y muerte de mi padre y de mi
hermano, con valor y entereza, pero por algún motivo siento que darle esta noticia mía la hubiera herido en lo más profundo. Desde el primer momento la he sentido cerca, me ha dado fuerza pensar en ella, a mi modo la he llevado conmigo en este
camino.
Durante
la Radioterapia el Dr. Gaitán me hizo controles semanales, básicamente para
revisar la piel y autorizar que siguiéramos adelante, no hubo problema.
El
fue el primero de mis doctores que me
vio sin la pañoleta, llegué con mi cabello plateado extra-corto, me miró por encima de las gafas, sonrió, puso su mano en mi cabeza y dijo: “Yo sé lo difícil que es para una mujer en este proceso, salir nuevamente sin pañoleta ni gorro, eres una valiente y sabes que? Brillas”.
Luego levantó la carpeta de mi historia,
me mostró la foto tomada unas semanas atrás y dijo: “Qué pasó aquí? Me la cambiaron, ahora hasta sonríe” y rió como siempre, de modo honesto y
tranquilo. Miré la foto donde estaba con mi pañoleta roja, mi cara redonda y pálida, una blusa oscura… tiene razón el Doctor, soy otra.
Me
hicieron mis 20 sesiones sin contratiempos,
la piel sufrió muchos cambios,
sentí dolor tipo picada que me explicaron que era por la quemadura interna, tomé mucho líquido, me sentí cansada, pero
totalmente dispuesta a sacar esta parte de un solo envión.
La
última sesión que tuve fue el 5 de Junio,
me despedí de los técnicos y
todos se despidieron con una sonrisa y deseándome suerte.
Salí
del sótano, eran cerca de las 7 de la
noche, hacía frío, había una pequeña
llovizna, me dirigí rápidamente a la
primera caneca que encontré y arrojé la bata azul que me acompañó estas sesiones de
radioterapia. Fue mi forma de decirle
gracias y adiós a la radioterapia, como un día le dije gracias y adiós a la quimioterapia
y como hace unas semanas le dije gracias y adiós al catéter subclavio y como a
mi modo me despedí del tumor después de la cirugía. Cada fase ha tenido momentos dolorosos, momentos de cambio y cada
fase me ha llevado a la mujer que soy hoy.
Como
siempre llamé a Diana y le conté todo, me dijo tenemos que celebrar el fin de esta
etapa, me tuve que quedar callada un
buen rato por ese nudo en la garganta,
pero si hay alguien que me entiende es ella.
Cuando
asistí a la mayor parte de las sesiones de radioterapia, ya estaba trabajando, como he dicho muchas veces, soy Médico y he trabajado
desde hace casi 20 años, así sea difícil
de creer esta fue mi primera incapacidad.
Así
que reintegrarme al trabajo también ha sido un proceso duro, muy duro, no lo esperaba de este modo, pero ahora lo entiendo, yo detuve mi parte laboral y dediqué todo mi tiempo y mi energía a mi salud y a mi recuperación y el trabajo
siguió, la vida siguió y yo no me
arrepiento de haberlo hecho de este modo,
pero ahora el ajuste ha sido complejo.
Las piezas se han reacomodado en todo este tiempo y a mi me toca ver si
puedo encajar… o que debo hacer.
Hubo
un almuerzo donde Diana y en esta ocasión el motivo fue celebrar cumpleaños atrasados,
estuvimos allí reunidos en familia, compartiendo y celebrando, comimos mucho como
siempre, jugamos un poco y nos reímos un montón y en un momento empecé a llorar de la risa y no podía parar de reír y llorar a la
vez, fue una situación con Andrius,
Jorge Iván y “El secreto en la montaña”, aún hoy cuando lo escribo me empiezo a
reír, ese día Jenny mi sobrina me miró y dijo: “Yo te dije
que la próxima vez que lloraras iba ser
de alegría…” y así fue.
Ya fui donde la Doctora Franco y me revisó después de la radioterapia, me dijo que todo estaba evolucionando muy bien, me indicó el inicio de Tamoxifen, hormonoterapia, por mi edad debo tomarlo mínimo 5 años, de pronto 10.
Ya fui donde la Doctora Franco y me revisó después de la radioterapia, me dijo que todo estaba evolucionando muy bien, me indicó el inicio de Tamoxifen, hormonoterapia, por mi edad debo tomarlo mínimo 5 años, de pronto 10.
Al
principio dije que iban a ser 15 publicaciones de “Cuando los Médicos se
enferman” pero como verán los que han
estado muy amablemente dedicándole tiempo a leer mis escritos,
ya vamos en el número 17… solo
resta una entrada, para poder cerrar y agradecer.
MONICA
It was during my research on HIV/Herpes that I stumbled upon the Hiv/Herpes information; information which is quite easy to find when doing a search for STD on google. I was into conspiracy at the time thought of HIV/Herpes Cured' being a conspiracy was something Ignorance though,I found pretty interesting about herbal medicine. I asked questions about the Herbal cure's on official HIV/Herpes websites and I was banned for doing so by moderators who told me that I was parroting Hiv/Herpes propaganda. This reinforced my belief that there is a cure for Hiv/Herpes Then i found a lady from germany name Achima Abelard Dr Itua Cure her Hiv so I send him a mail about my situation then talk more about it and send me his herbal medicine I drank for two weeks.And today I'm Cured no Hiv/Herpes in my life,I searched for Hiv/Herpes groups to attempt to make contact with people in order to learn more about Hiv/Herpes Herbal Cure's I believed at this time that you with the same disease this information is helpful to you and I wanted to do the best I could to spread this information in the hopes of helping other people.That Dr Itua Herbal Medicine makes me believes there is a hope for people suffering from,Parkinson's,Alzheimer’s disease,Bechet’s disease,Crohn’s disease
ResponderEliminar,Cushing’s disease,Heart failure,Multiple Sclerosis,Hypertension,Colo_Rectal Cancer,Lyme Disease,Blood Cancer,Brain Cancer,Breast Cancer,Lung Cancer,Kidney Cancer,Love Spell,Lottery Spell,disease,Schizophrenia,Cancer,Scoliosis,Fibromyalgia,Fluoroquinolone Toxicity Syndrome Fibrodysplasia Ossificans Progressiva.Infertility, ,Epilepsy ,Diabetes ,Coeliac disease,,Arthritis,Amyotrophic Lateral Sclerosis,Alzheimer's disease,Adrenocortical carcinoma.Asthma,Allergic diseases.Parkinson's disease,Schizophrenia,Lung Cancer,Breast Cancer,Colo-Rectal Cancer,Blood Cancer,Prostate Cancer,siva.Fatal Familial Insomnia Factor V Leiden Mutation ,Epilepsy Dupuytren's disease,Desmoplastic small-round-cell tumor Diabetes ,Coeliac disease,Creutzfeldt–Jakob disease,Cerebral Amyloid Angiopathy, Ataxia,Arthritis,Amyotrophic Lateral Scoliosis,Fibromyalgia,Fluoroquinolone Toxicity
Syndrome Fibrodysplasia Ossificans ProgresSclerosis,Seizures,Alzheimer's disease,Adrenocortical carcinoma.Asthma,Allergic diseases.Hiv_ Aids,Herpe ,Copd,Glaucoma., Cataracts,Macular degeneration,Cardiovascular disease,Lung disease.Enlarged prostate,Osteoporosis.
Dementia.,Hiv_ Aids,Herpes,Inflammatory bowel disease ,Copd,Diabetes,Hepatitis,I read about him online how he cure Tasha and Tara,Conley,Mckinney and many more suffring from all kind of disease so i contacted him . He's a herbal doctor with a unique heart of God, Contact Emal..info@drituaherbalcenter.com / drituaherbalcenter@gmail.com Phone or whatsapp..+2348149277967.